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Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

viernes, 21 de agosto de 2015

Una mentira exige otras muchas más.

En la sociedad actual muchas personas deben lidiar con una baja autoestima, padecen el hecho de sentirse ilegítimos, extraños o ridículos, porque han tenido que sufrir humillaciones, derrotas, fracasos y decepciones, lo cual les generó un sentimiento de vergüenza, y el asumir una identidad inventada es a veces la única salida que ven para aceptarse a si mismos.. es por este motivo que con frecuencia los falsos testigos confesos de la leyenda del Holocuento y otros estafadores que alegan ser sobrevivientes, dicen tener problemas para discernir entre la verdad y la mentira.

Ya hace tiempo nos aleccionó uno de los pontífices del Holocuento que la memoria traumatica los mantiene es una relación muy rara con la realidad.

Una insatisfacción sobre la propia personalidad que tiende a compensar de manera simbólica,  al principio hay una recompensa inmediata, se cuenta algo que impresiona a los demás en un ámbito pequeño, pero después es cada vez más difícil ser convincente, se implica a más personas y se pierde el control... la impostura es una incongruencia que exige tal memoria de evocación sobre las muchas mentiras impartidas que siempre existe el riesgo de autodescubrirse, la tensión es de tal índole que en ocasiones les lleva a la confesión como manera de resolver la angustia.

Una mentira exige otras muchas más. Una gran mentira exige compromiso. Calcularla, elaborarla, elucubrar posibles escenarios peligrosos y respuestas a preguntas incómodas, capacidad de improvisación.

Irene Zisblatt, falsa testigo en el filme "Los últimos días", por la cual Steven Spielberg ganó un Oscar en la categoría "documentales", había contado una supuesta historia verídica de como de milagro logró escapar desde adentro de la cámara de gas. Al ser confrontada con evidencia abrumadora que derrumba esta y otras de sus mentiras, Zisblatt dijo que su escape fue en realidad una "alucinación" que tuvo en 1994 mientras visitaba los campos de concentración como turista.

Los creyentes y el Lobby de la propaganda del Holocuento, a menudo se lamentan de que cada vez quedan menos sobrevivientes para convencer al público con discursos emotivos. Sin embargo, de acuerdo con sus propias cifras, en el año 2000 quedaban casi un millón de presuntos "sobrevivientes del Holocausto", a 60 años del hecho, en palabras del revisionista Eric Hunt: 
Si hubo una política de exterminio entonces ¿por qué hay tantos sobrevivientes?. 

Aunque la propaganda explota la supuesta escasez de sobrevivientes para lograr una mayor atención mediática, existen suficientes testimonios documentados. El problema radica en que los testimonios en su enorme mayoría o bien no contienen leyendas de atrocidad, o transmiten relatos contados por terceros o no han sido sometidos a escrutinio. En cualquier caso lo que la propaganda omite, es que gracias a la desaparición física de miles de supuestos testigos, sus fábulas no pudieron ser desacreditadas y hoy en día forman parte de la historia oficial, consideradas pruebas de hechos históricos. 

Benito Bermejo, que ha investigado y desacreditado al falso testigo Enric Marco opina que el hecho de que haya cada vez menos sobrevivientes, lejos de dificultar la propaganda del Holocuento, contribuye a la aparición de nuevos fabuladores y dificulta el desenmascarar a los viejos.

Veamos la imaginación de algunos fantasiosos hasta donde  llega:


- Martin Gilbert, respetado historiador del Holocausto, afirmó que "entre la primavera y verano de 1942 cientos de miles de judíos fueron gaseados todos los días"... si -pongamos- 200.000 judíos fueron verdaderamente gaseados diariamente durante las aproximadamente 20 semanas que van desde la primavera al verano, tenemos a ¡más de 23 millones de judíos muertos en 4 meses! En el mundo nunca ha habido tantos judíos...

- Moshe Peer es un superviviente del campo de exterminio de Bergen-Belsen. Dijo haber sobrevivido a 6 gaseamientos, mientras "contemplaba con horror como morían los demás prisioneros a su lado", que eran mujeres y niños. Afirmó no saber como ha sobrevivido: "tal vez los niños resisten más, pero no lo sé." Por cierto, los historiadores coinciden en que en Bergen - Belsen nunca hubo cámaras de gas...

- El profesor Richet escribió con recogimiento y dolor que, siendo tanta el hambre a la que eran sometidos los prisioneros, algunos robaban trozos de carne humana y los asaban, llegando a comerse a un hombre entero en un día. La pregunta es ¿en Auschwitz no tenían para comer y sin embargo tenían camping-gas?

- El periodista italiano Indro Montanelli dice textualmente en su libro Historia de Roma: en el siglo XX, Hitler, para hacerse obedecer por los alemanes, no supo escoger otra mejor, y de vez en cuando, descendía de la montaña de Berchstegaden con alguna nueva orden del buen Dios en el bolsillo, como exterminar a los Hebreos o destruir Polonia... ¿También le entregó las tablas de la ley, como a Moisés?

El cuentista de Steven Spielberg, basándose en testimonios de supervivientes del horror nazi, muestra en su película La lista de Schindler que en Plawzog el comandante encargado de ese campo se levantaba cada mañana, cogía su rifle de precisión y se divertía disparando a la cabeza de los presos. Y en efecto, siempre iba armado, pero con una escopeta como lo demuestran todas las fotos que de él existen con la que es imposible realizar tiro al judío. Además, el balcón de su casa estaba al nivel del terreno de los patios, de modo que desde allí no podía haber tenido alcance a las cabezas de los presos.

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