Ante las dificultades para demostrar que una persona es realmente antisemita, racista y nazi a veces es necesario crear rótulos a medida para personas y grupos concretos. A continuación, estos rótulos son cargados de una imagen profundamente negativa por medio de la propaganda. Un claro ejemplo de ello, es el Lobby judío de propaganda del Holocuento y la figura del negacionista del Holocuento, como alguien que miente, engaña y falsifica evidencia con motivaciones políticas. De esta manera, en lugar de desprestigiar a personas concretas sin pruebas, el Lobby primeramente se concentra en cargar negativamente a un rótulo que aplica luego a cualquiera que niegue el Holocuento.
El objetivo primordial de renombrar y rotular falsamente, es justificar el castigo por expresar ideas, de una manera en que el público no se identifique con el acusado ni salga en su defensa. Incluso en una democracia se consigue de esta manera denegar el derecho humano a la libertad de expresión. Varios países europeos como Francia o Austria procesan a los revisionistas que denuncian la falsificación histórica en torno al Holocuento acusados de un supuesto falseamiento de la historia. Tales rótulos recuerdan a la novela 1984 de George Orwell, donde a beneficio del régimen, personas y organizaciones eran rotuladas como lo opuesto a lo que eran realmente. Siendo por ejemplo el Ministerio de la paz el encargado de llevar adelante la guerra y el Ministerio de la verdad el encargado de falsificar la historia y destruir los libros y documentos que contradigan a la historia oficial.
Crimen de pensamiento es una expresión orwelliana utilizada para referirse a la actividad de pensar y expresar opiniones que se castigan como delito por intereses políticos de los gobiernos o la presión de los Lobbies. Por lo general dichas opiniones van claramente en contra de lo políticamente correcto, contradicen a la opinión mayoritaria de la sociedad en temas polémicos, o perjudican a los intereses de un gobierno, que no respeta la libertad de expresión de los ciudadanos en temas concretos. Aunque también puede darse que quien cometa el delito de pensar y opinar, no esté sosteniendo un punto de vista impopular, sino todo lo contrario, por ejemplo al oponerse a una dictadura.
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