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Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

lunes, 29 de mayo de 2017

Alemania fue claramente la víctima .


Se estima que más de 8 millones de alemanes murieron durante la guerra, pero unos sobrecogedores 13 millones de alemanes adicionales murieron después de que la guerra había terminado, como resultado de expulsiones, asesinatos masivos, brutalidad, desprotección ante el clima, y hambre. 

Aquello sería un total de más de 20 millones de muertes alemanas a consecuencia de la guerra. Las muertes estimadas durante la guerra para Estados Unidos y Gran Bretaña fueron de 413.000 y 450.000 respectivamente. 

La afirmación de que 6 millones de judíos murieron a manos de los nacionalsocialistas es patentemente absurda. Alemania fue claramente la verdadera víctima de la guerra.


A medida que los ejércitos alemanes comenzaron a retirarse hacia el Reich, indecibles atrocidades fueron cometidas contra ellos por todos los Aliados, los que parecen haber sido poseídos por una especie de sed de sangre. Todas las sanciones civilizadas contra la matanza de alemanes, tanto militares como civiles, fueron removidas. 

Douglas Bazata, en su libro "Target Patton", cuenta de él y otros "francotiradores" fueron asignados para seguir por detrás al ejército alemán cuando se retiró de Francia volviendo a Alemania y matar a los rezagados que ya habían arrojado sus armas, es decir, soldados alemanes que, debido a heridas o simplemente al agotamiento, no podían continuar. Ellos los remataban con rifles de francotirador desde la distancia mientras dichos soldados se esforzaban a lo largo de los caminos tratando de volver a Alemania.

Mientras armadas aéreas de miles de bombarderos seguían borrando ciudades alemanas sin parar hasta el día de la rendición, durante los últimos meses de la guerra 1.800 aviones de combate británicos y estadounidenses fueron soltados sobre Alemania con órdenes de destruír el sistema entero de transporte del país. Todo el día, cada día, los cielos estuvieron llenos de esos aviones de combate que se entrecruzaban sobre el campo alemán, bombardeando cualquier cosa que se moviera. Ellos apuntaron especialmente a los trenes. Ellos primero disparaban a las locomotoras a vapor, haciéndolas explotar, luego daban vueltas alrededor y hacían carreras de bombardeo disparando a los coches, incluyendo vagones de pasajeros cargados de refugiados.


Ellos bombardearon vehículos en los caminos, a gente en bicicleta, o a gente que sólo caminaba a lo largo de los caminos. Ellos bombardearon a agricultores que araban sus campos, y mataron a su ganado. Ellos bombardearon las ventanas de las casas. Ellos bombardearon a la gente en las calles. Ellos actuaron especialmente sobre columnas de refugiados en los caminos cuando huían de los ejércitos invasores. La matanza de alemanes se convirtió en un deporte. Alemania se convirtió en un matadero donde cualquier cosa que se moviera era un blanco legítimo.


A consecuencia de todo eso, los alemanes no podían alimentar a su gente por falta de transporte. Ellos no podían alimentar a los presidiarios en los campos de concentración. Eso explica las masas de cadáveres demacrados que impresionaron tanto a las tropas estadounidenses y británicas que los encontraron cuando ellos se movieron por Alemania. Las epidemias de tifus habían estallado entre los presidiarios debilitados de hambre.


Pero los rusos fueron los peores. Cuando ellos primero entraron en Prusia del Este, ellos violaron y mataron alemanes en masa. Toda Prusia del Este se volcó a las carreteras, escapando de los rusos que avanzaban, tratando de hacer su camino como refugiados hacia el centro de Alemania.

sábado, 13 de mayo de 2017

Reconstruyendo la Verdad



El fraude para certificar los supuestos restos del Führer y su esposa..pero los alemanes 
se adelantaron engañando a Stalin y su camarilla de psicópatas

Elena Moiseevna Rzhevskaya, agente e intérprete judía rusa de la agencia de contra-Inteligencia soviética SMERSH, formó parte del reducido grupo de soviéticos que trabajó en la identificación de los imaginarios restos de Hitler.

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Elena Moiseevna Rzhevskaya

Habiendo muchas razones para no creer en la patraña del búnker, nos vamos a centrar en detalles "olvidados" que nadie les da importancia ! los dientes !..al identificar ciertos fragmentos maxilares y un puente dental como pertenecientes respectivamente a Adolf Hitler y a Eva Braun, los dentistas alemanes habrían estado perpetrando un fraude para engañar a Stalin y su camarilla de psicópatas.



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Dr. Hugo Johannes Blaschke dentista de Hitler


Aunque "los buenos" tenían al profesor Blaschke en sus manos desde Mayo de 1945, cuando él fue capturado, hasta finales de 1948, ellos nunca hicieron pública nada de la información que él compartió con ellos sobre los dientes de Hitler.

Cuando en Julio de 1945 el profesor Blaschke apareció en un campo estadounidense para prisioneros de guerra. Ellos prontamente le enviaron un bolso que contenía todo el equipo necesario y ordenaron que él reconstruyera, tan perfectamente como su memoria se lo permitiera, el aspecto del maxilar de Hitler. El resultado, se nos dice, calzaba perfectamente con el maxilar identificado como de Hitler. 







El 5 de Febrero de 1946, por ejemplo, él fue interrogado por la Inteligencia militar estadounidense precisamente sobre ese asunto. Sin embargo, el informe basado en la entrevista de 1946 nunca fue publicado y permanece clasificado por el ministerio de Defensa estadounidense hasta hoy. Considerando que hacia 1946 los estadounidenses estaban muy ansiosos por publicar cualquier información que sugiriera que los soviéticos realmente habían descubierto el cadáver de Hitler, debe tenerse presente la circunstancia de que, a sabiendas o no, el profesor Blaschke les había dado una información que contradecía esa posición.



Es también difícil sacar cualquier conclusión firme de una entrevista que el profesor Blaschke dio acerca del asunto de los dientes de Hitler mientras todavía estaba en cautiverio bajo los estadounidenses a principios de 1948. Aunque en esa ocasión el profesor Blaschke expresó su confianza en que los soviéticosrealmente tenían el maxilar de Hitler, él hizo dos comentarios que sólo debilitaron esa opinión.

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Restos de la  imaginaria mandíbula de Hitler


Blaschke desafió a los soviéticos a que le mostraran la mandíbula en cuestión: 

¿Por qué no me muestran los rusos esa mandíbula? Sólo necesito darle una mirada y puedo declarar definitivamente si es o no la mandíbula de Hitler. 
Oakland Tribune, 6 de Mayo de 1948. 

La única respuesta obvia a esa pregunta es que los soviéticos sabían que no se trataba realmente de la de Hitler.

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Blaschke puede incluso haber sido castigado por esas indiscreciones. Hacia fines de 1948, justo cuando los estadounidenses estaban a punto de liberarlo, el profesor Blaschke fue juzgado por un tribunal de "des-nazificación" alemán y condenado a tres años adicionales en prisión. Sospechosamente parecía que él estaba siendo castigado por haber sido el dentista de Hitler.




Blaschke fue liberado de prisión y practicó la odontología en Núremberg hasta que falleció en 1959. Él nunca dijo nada posteriormente sobre los dientes de Hitler. Su silencio con respecto al asunto parece casi inexplicable. La información derivada del profesor Blaschke está también claramente ausente. En esas circunstancias parece altamente probable que la evidencia del profesor Blaschke sólo había confirmado lo que los soviéticos ya habían sospechado: que ellos habían sido llevados a creer otra cosa.

Fuente: nexusmagazine.com 

jueves, 11 de mayo de 2017

Los Malditos...Juan Pablo Vitali.



Los Malditos.

¡Ay de los malditos!
Aún cuando se exilien en lo profundo del bosque serán perseguidos.

Aún si deciden que es mejor el silencio, serán obligados a decir algo que pueda ser utilizado en su contra.

Aún cuando den la espalda al mundo moderno, los guardianes del sistema no estarán conformes.

Aún cuando hayan perdido todo, algo más les será arrebatado.

Aún cuando todas sus banderas hayan ardido y sus ojos no puedan ver más que las ruinas de las ciudades amadas, les será dispuesta una mayor oscuridad en su confinamiento.

Aún cuando ya no porten armas ni uniforme, ni lleven sus símbolos más que en la memoria, deberán pronunciarse en el sentido obligatorio para no sufrir otro castigo.

Aún cuando ya no representen peligro real para sus antiguos enemigos, aún cuando hayan perdido todas las batallas, su sola presencia habrá de alterar los nervios del sistema.

Aún cuando ya ancianos sean apenas reconocidos, existirá un registro criminal para sus vidas y sus obras.
¡Ay de los vencidos!

Malditos para siempre en la agonía de un mundo que debemos ayudar a perecer sin demora, porque los malditos de hoy serán los dioses de mañana.


Juan Pablo Vitali.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Que Comience el Engaño: El Cadáver "Oficial" de Hitler






El 5 de Mayo de 1945 los cadáveres "malamente quemados" de un hombre y una mujer fueron supuestamente descubiertos por los soviéticos en una zanja localizada a sólo tres metros de la salida de emergencia del Führerbunker. La mayor parte de los historiadores sostiene hoy que los cadáveres descubiertos ese día eran los de los verdaderos Adolf y Eva Hitler. El único misterio, piensan ellos, es por qué Stalin comenzó a insistir, tan pronto como el 26 de Mayo de 1945, en que Hitler estaba todavía vivo.

De hecho, no hay ninguna prueba para confirmar la historia del descubrimiento de los dos cadáveres. Ya que por lo visto ninguna fotografía fue tomada de ellos in situ, ellos podrían muy literalmente haber venido de cualquier parte. Un problema obvio es que ellos fueron supuestamente descubiertos en una zanja situada a sólo tres metros de la salida del búnker. Aunque eso sea consistente con las declaraciones de presuntos testigos oculares del entierro, que citan distancias de entre uno y tres metros, eso significa que la zanja estaba localizada casi directamente fuera de la puerta de salida, una circunstancia que habría hecho inseguro su uso, por decir lo menos.


Más aún, si la zanja realmente hubiera existido, es difícil ver por qué los soviéticos no la fotografiaron ni la conservaron intacta. Las fotos más tempranas, aquellas tomadas a principios de Julio de 1945, cuando muchos reporteros extranjeros y funcionarios militares fueron a ver el histórico punto, son de una zanja que parece estar al menos a 12 metros de distancia de la salida, y posiblemente más. Es difícil ver por qué, si la zanja mencionada por los testigos presenciales en primer lugar hubiera existido, dos meses más tarde había sido cubierta y a los visitantes se les estaba mostrando una zanja diferente.

Digamos algunas palabras acerca de la completa improbabilidad de que el presunto cadáver de Hitler haya sido auténtico. Hay algo intrínsecamente improbable en cuanto a la idea de que el cadáver de Hitler habría sido desechado tan cerca del Führerbunker. La narrativa de los últimos días del Tercer Reichcon la cual estamos familiarizados sugiere que las medidas para tratar con la muerte de Hitler fueron tomadas juntas más o menos en el último momento cuando las tropas soviéticas amenazaban la propia Cancillería del Reich. Pero esa opinión es absurda. El destino de Hitler fue objeto de un planificación que se remontaba al menos hasta el 22 de Abril de 1945. Ese día, el doctor Goebbels dijo al general Schoerner: "Lo menos que puedo hacer es asegurar que el cadáver del Führer no caiga en manos del enemigo como un trofeo".


Puesto que los alemanes estaban comprometidos a asegurarse de que el cuerpo de Hitler nunca sería recuperado por el enemigo, no tenía sentido en absoluto para ellos colocarlo en un lugar tan cerca del Führerbunker que probablemente no podía ser pasado por alto. Tampoco tenía sentido ponerlo en la misma tumba con un cuerpo femenino que podría ser identificado como el de Eva Hitler. Cualquiera cuya misión hubiese sido ocultar el cadáver de Hitler, difícilmente habría decidido enterrarlo con otro que proporcionara una pista evidente en cuanto a su identidad. Eso es, más bien, lo que haría alguien que quisiera que un cuerpo señuelo fuera confundido instantáneamente con el de Hitler.



Dos circunstancias adicionales parecerían demostrar que estamos tratando con una impostura. 
Primero: según el informe de autopsia soviético, al cadáver le faltaban sus costillas de la derecha y su pie izquierdo. Si bien eso no demuestra que el cadáver no era el de Hitler, establece que la familiar historia de Hitler cometiendo suicidio en el búnker y su cadáver siendo llevado hasta el nivel de la tierra para ser cremado y sepultado inmediatamente después de eso, no puede ser verdadera. Después de todo, las costillas derechas de Hitler y el pie izquierdo difícilmente se hubieran caído mientras era llevado escaleras arriba.


Segundo: los cadáveres descubiertos por los soviéticos no pueden haber sido cremados al aire libre, como sostuvieron los testigos presenciales. Según un anónimo oficial de Inteligencia británico que declaró que a él le habían mostrado los restos poco después de que habían sido encontrados, "No había dos esqueletos completos y ninguno de los huesos principales estaba intacto" [21]. Según W. F. Heimlich, un antiguo oficial de Inteligencia que en 1947 era un alto funcionario en la administración estadounidense de Berlín, los cadáveres probablemente habrían tenido que ser quemados en un crematorio cerrado para conseguir la condición de la desintegración casi total en la cual fueron encontrados.


Testimonio de Testigo Ocular


Fuente; nexusmagazine.com


Nos encontramos con la tarea de tratar de dar sentido a uno de los acontecimientos más importantes de la Historia moderna sobre la base de un conjunto notablemente escaso de pruebas.



Los cuatro testimonios han llegado posteriormente a estar disponibles, tres de ellos tan recientemente como en 2005. Esto significa que sólo ahora es posible considerar juntas las más tempranas declaraciones de testigos oculares como un cuerpo independiente de evidencia. Sólo ahora es posible dejar atrás Los Últimos Días de Hitler y ocuparnos del mejor material con una fuente original disponible.
Hasta que fue publicado en 1947 el libro Los Últimos Días de Hitler, del cuentista Hugh Trevor-Roper y los relatos de Kempka y Karnau eran los únicos disponibles para el público "contaminado".
La narración de Trevor-Roper, fue tratada por el establishment judaico desde el mismo comienzo como definitiva.




El caso de la opinión convencional de que Hitler se suicidó y fue cremado durante la tarde del 30 de Abril de 1945 depende por lo tanto completamente de las declaraciones verbales y escritas proporcionadas inmediatamente después de la guerra por un pequeño grupo de nacionalsocialistas capturados, la mayor parte de los cuales eran miembros de la Schutzstaffel (SS), quienes afirmaron haber observado esos importantes acontecimientos históricos con sus propios ojos. Los seis relatos más importantes son los del:


    SS-ObersturmbannführerHarry Mengershausen. 

 SS-Sturmbannführer Otto Guensche. 


SS-Obergruppenführer Johannes "Hans" Rattenhuber.


SS-Obersturmbannführer Erich Kempka. 

SS-Unterführer Hermann Karnau. 

SS-Hauptscharführer Erich Mansfeld.

Los tres primeros testigos oculares, Mengershausen, Guensche y Rattenhuber, cayeron todos en manos soviéticas después de que Berlín fue capturado el 2 de Mayo de 1945. Ellos contaron sus respectivas versiones del destino de Hitler a las autoridades soviéticas entre el 13 y el 20 de Mayo de 1945. Los relatos de esos tres hombres no estuvieron disponibles para el público sino hasta la publicación en 2005 de la antología Hitler's Death. Aunque el ayudante de cámara de Hitler el SS-Sturmbannführer Heinz Linge fue capturado al mismo tiempo, sus declaraciones de interrogación no están incluídas en La Muerte de Hitler y, nunca han sido hechas públicas. 

Considerando que Linge posteriormente surgió como uno de los protagonistas centrales en la historia oficial del fallecimiento de Hitler, ese hecho obviamente plantea preguntas acerca de las pretensiones del volumen La Muerte de Hitler para constituírse prácticamente en la última palabra sobre el tema.

Los tres relatos pueden ser complementados por varios otros testimonios referidos por prisioneros alemanes a los soviéticos en Mayo de 1945, en particular el que dio el 7 de Mayo el SS-Sturmbannführer Dr. Helmut Kunz. Aunque el doctor Kunz manifestó no saber nada que tuviera que ver directamente con las muertes de Adolf y Eva Hitler, su declaración contiene un relato muy significativo de la última conversación conocida de Eva.

Tan pronto como miramos los elementos de la historia, aparte de aquellos ya enumerados, las discrepancias resultan ser la regla. Si ellos se hubieran estado refiriendo al mismo acontecimiento, los relatos auténticos deberían haber concordado en la mayor parte de los detalles.

Es imposible distinguir entre testigos oculares que estaban diciendo la verdad y testigos oculares que mentían. En ausencia de pruebas materiales o documentales que servirían como comprobación, dicha distinción es insostenible. En realidad, cada relato de testigo ocular es tan creíble como cualquiera de los demás.