El 5 de Mayo de 1945 los cadáveres "malamente quemados" de un hombre y una mujer fueron supuestamente descubiertos por los soviéticos en una zanja localizada a sólo tres metros de la salida de emergencia del Führerbunker. La mayor parte de los historiadores sostiene hoy que los cadáveres descubiertos ese día eran los de los verdaderos Adolf y Eva Hitler. El único misterio, piensan ellos, es por qué Stalin comenzó a insistir, tan pronto como el 26 de Mayo de 1945, en que Hitler estaba todavía vivo.
De hecho, no hay ninguna prueba para confirmar la historia del descubrimiento de los dos cadáveres. Ya que por lo visto ninguna fotografía fue tomada de ellos in situ, ellos podrían muy literalmente haber venido de cualquier parte. Un problema obvio es que ellos fueron supuestamente descubiertos en una zanja situada a sólo tres metros de la salida del búnker. Aunque eso sea consistente con las declaraciones de presuntos testigos oculares del entierro, que citan distancias de entre uno y tres metros, eso significa que la zanja estaba localizada casi directamente fuera de la puerta de salida, una circunstancia que habría hecho inseguro su uso, por decir lo menos.
Más aún, si la zanja realmente hubiera existido, es difícil ver por qué los soviéticos no la fotografiaron ni la conservaron intacta. Las fotos más tempranas, aquellas tomadas a principios de Julio de 1945, cuando muchos reporteros extranjeros y funcionarios militares fueron a ver el histórico punto, son de una zanja que parece estar al menos a 12 metros de distancia de la salida, y posiblemente más. Es difícil ver por qué, si la zanja mencionada por los testigos presenciales en primer lugar hubiera existido, dos meses más tarde había sido cubierta y a los visitantes se les estaba mostrando una zanja diferente.
Digamos algunas palabras acerca de la completa improbabilidad de que el presunto cadáver de Hitler haya sido auténtico. Hay algo intrínsecamente improbable en cuanto a la idea de que el cadáver de Hitler habría sido desechado tan cerca del Führerbunker. La narrativa de los últimos días del Tercer Reichcon la cual estamos familiarizados sugiere que las medidas para tratar con la muerte de Hitler fueron tomadas juntas más o menos en el último momento cuando las tropas soviéticas amenazaban la propia Cancillería del Reich. Pero esa opinión es absurda. El destino de Hitler fue objeto de un planificación que se remontaba al menos hasta el 22 de Abril de 1945. Ese día, el doctor Goebbels dijo al general Schoerner: "Lo menos que puedo hacer es asegurar que el cadáver del Führer no caiga en manos del enemigo como un trofeo".
Puesto que los alemanes estaban comprometidos a asegurarse de que el cuerpo de Hitler nunca sería recuperado por el enemigo, no tenía sentido en absoluto para ellos colocarlo en un lugar tan cerca del Führerbunker que probablemente no podía ser pasado por alto. Tampoco tenía sentido ponerlo en la misma tumba con un cuerpo femenino que podría ser identificado como el de Eva Hitler. Cualquiera cuya misión hubiese sido ocultar el cadáver de Hitler, difícilmente habría decidido enterrarlo con otro que proporcionara una pista evidente en cuanto a su identidad. Eso es, más bien, lo que haría alguien que quisiera que un cuerpo señuelo fuera confundido instantáneamente con el de Hitler.
Dos circunstancias adicionales parecerían demostrar que estamos tratando con una impostura.
Primero: según el informe de autopsia soviético, al cadáver le faltaban sus costillas de la derecha y su pie izquierdo. Si bien eso no demuestra que el cadáver no era el de Hitler, establece que la familiar historia de Hitler cometiendo suicidio en el búnker y su cadáver siendo llevado hasta el nivel de la tierra para ser cremado y sepultado inmediatamente después de eso, no puede ser verdadera. Después de todo, las costillas derechas de Hitler y el pie izquierdo difícilmente se hubieran caído mientras era llevado escaleras arriba.
Segundo: los cadáveres descubiertos por los soviéticos no pueden haber sido cremados al aire libre, como sostuvieron los testigos presenciales. Según un anónimo oficial de Inteligencia británico que declaró que a él le habían mostrado los restos poco después de que habían sido encontrados, "No había dos esqueletos completos y ninguno de los huesos principales estaba intacto" [21]. Según W. F. Heimlich, un antiguo oficial de Inteligencia que en 1947 era un alto funcionario en la administración estadounidense de Berlín, los cadáveres probablemente habrían tenido que ser quemados en un crematorio cerrado para conseguir la condición de la desintegración casi total en la cual fueron encontrados.
Segundo: los cadáveres descubiertos por los soviéticos no pueden haber sido cremados al aire libre, como sostuvieron los testigos presenciales. Según un anónimo oficial de Inteligencia británico que declaró que a él le habían mostrado los restos poco después de que habían sido encontrados, "No había dos esqueletos completos y ninguno de los huesos principales estaba intacto" [21]. Según W. F. Heimlich, un antiguo oficial de Inteligencia que en 1947 era un alto funcionario en la administración estadounidense de Berlín, los cadáveres probablemente habrían tenido que ser quemados en un crematorio cerrado para conseguir la condición de la desintegración casi total en la cual fueron encontrados.
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