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Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

lunes, 29 de febrero de 2016

Las Falsas "Conversaciones con Hitler" de Rauschning


Herman Rauschning y su porquería de libro

Ningún historiador actual da crédito a sus libros. De hecho todas las afirmaciones de Rauschning son inventadas.


Una de las más extensamente citadas fuentes de información sobre la personalidad de Hitler y sus intenciones secretas es la supuesta memoria de Hermann Rauschning, presidente nacionalsocialista del Senado en Danzig en 1933-1934, quien fue expulsado del movimiento de Hitler poco tiempo después y que luego hizo una nueva vida como un anti-nazi profesional.


En el libro, conocido en alemán como Conversaciones con Hitler(Gespraeche mit Hitler) y publicado la primera vez en Estados Unidos en 1940 como La Voz de la Destrucción, Rauschning presenta página tras página lo que se pretende que son las opiniones y planes más íntimos de Hitler y sus proyectos para el futuro, supuestamente basados en docenas de conversaciones privadas entre 1932 y 1934. Después de la guerra dicho relato fue presentado como el documento de prueba de la fiscalía AliadaUSSR-378 en el proceso principal por "crímenes de guerra" en Nuremberg.


Entre las citas condenatorias atribuídas a Hitler por Rauschning están estas declaraciones memorables:


«Debemos ser brutales. Debemos recuperar una conciencia tranquila acerca de la brutalidad. Sólo entonces podremos nosotros expulsar la ternura desde nuestro pueblo... ¿Propongo yo exterminar a nacionalidades enteras? Sí, se agregará a aquello... Naturalmente tengo el derecho de destruír a millones de hombres de razas inferiores que aumentan como bichos... Sí, somos bárbaros. Queremos ser bárbaros. Es un título honorable».


También se supone que Hitler confidenció a Rauschning, un oficial provinciano casi desconocido, unos planes oficiales, fantásticos, para un Imperio mundial alemán que incluiría África, Sudamérica, México y, finalmente, Estados Unidos.


Muchos historiadores prestigiosos, incluyendo a Leon Poliakov, Gerhard Weinberg, Alan Bullock, Joachim Fest, Nora Levin y Robert Payne, usaron citas selectas del trabajo de Rauschning en sus obras de Historia. Poliakov, uno de los escritores más destacados del "Holocausto", expresamente elogió a Rauschning por su "exactitud excepcional", mientras Levin, otro historiador del "Holocausto" ampliamente leído, lo llamó "uno de los más penetrantes analistas del período nacionalsocialista".


Pero no todo el mundo ha sido tan crédulo. El historiador suizo Wolfgang Haenel pasó cinco años investigando diligentemente dicha "memoria" antes de anunciar sus conclusiones en 1983 en una conferencia de historia revisionista en Alemania Occidental. Las famosas Conversaciones con Hitler, él declaró que son un fraude total. El libro no tiene ningún valor "excepto como un documento de propaganda Aliada de guerra".


Haenel fue capaz de establecer concluyentemente que la afirmación de Rausching de haberse reunido con Hitler "más de cien veces" es una mentira. Los dos realmente se encontraron sólo cuatro veces, y nunca solos. Las palabras atribuídas a Hitler, mostró Haenel, fueron simplemente inventadas o sacadas de muchas fuentes diferentes, incluyendo escritos de Jünger y Friedrich Nietzsche. Un relato acerca de Hitler escuchando voces, despertando por la noche con chillidos convulsivos y señalando con terror hacia una esquina vacía gritando "¡Allí, allí, en la esquina!" fue tomado de un cuento del escritor francés Guy de Maupassant.


La fraudulenta memoria fue diseñada para incitar a la opinión pública en países democráticos, sobre todo en Estados Unidos, a favor de la guerra contra Alemania. El proyecto fue la creación del periodista nacido húngaro Emery Reves, que dirigía una influyente agencia de propaganda y prensa anti-alemana en París durante los años '30. Haenel también ha encontrado pruebas de que un destacado periodista británico llamado Henry Wickham-Steele ayudó a producir dicha "memoria". Wickham-Steele era un hombre de confianza de Sir Robert Vansittart, quizás la figura más vehementemente anti-alemana en Gran Bretaña.


Un informe sobre las sensacionales conclusiones de Haenel apareció en la edición de Otoño de 1983 del The Journal of Historical Review. Más recientemente, las revistas semanales más influyentes de Alemania Occidental, Die Zeit y Der Spiegel (7 de Septiembre de 1985), han publicado artículos larguísimos sobre este engaño histórico. Der Spiegel concluyó que las Conversaciones con Hitler "son una falsificación, una distorsión histórica desde el principio hasta la última página... Haenel no sólo demuestra la falsificación sino que él también muestra cómo la impresionante impostura fue rápidamente compilada y qué ingredientes fueron mezclados".


Hay algunas lecciones valiosas para ser aprendidas de la historia de este sórdido engaño, que tomó más de 40 años para ser desenmascarado finalmente: Esto muestra que hasta el fraude histórico más descarado puede tener un impacto enorme si sirve a intereses importantes; que es más fácil inventar una gran mentira histórica que denunciar una, y, finalmente, que cada uno debería ser sumamente cuidadoso incluso con las representaciones "autoritativas" emocionalmente cargadas de la época de Hitler.




Una nota al pie de página: Los lectores interesados en un registro auténtico de la personalidad de Hitler y sus opiniones privadas deberían examinar la memoria fascinante y amplia de Otto Wagener, publicada en Agosto de 1985 por Yale University Press bajo el título de "Hitler: Memorias de un Confidente" (Hitler: Memoirs of a Confidant). Wagener fue el primer Jefe de Estado Mayor de las SA ("stormtroopers") y director del Departamento Económico-Político del Partido Nacionalsocialista. Él pasó cientos de horas con Hitler entre 1929 y 1932, muchas de ellas solos.‒

miércoles, 17 de febrero de 2016

El momento de la segunda incursión

Pero quizás el horror más memorable de esa segunda incursión ocurrió en los hospitales. En el último año de la guerra, Dresden se había convertido en una ciudad-hospital, con muchas de sus escuelas convertidas en refugios temporales. De sus 19 hospitales, 16 quedaron muy dañados y tres, incluyendo la principal clínica de maternidad, fueron totalmente destruídos. Miles de sobrevivientes mutilados fueron arrastrados por sus enfermeras a las orillas del río Elba, donde ellos fueron puestos en filas en el pasto para esperar la luz del día. Pero cuando ésta llegó, hubo otro horror.




Igualmente terrible fue la carnicería en la gran plaza fuera de la principal estación de ferrocarriles. Allí, los miles que acampaban habían sido reforzados por otros miles que escapaban del centro de la ciudad, mientras dentro de la estación una docena de trenes, cuando sonaron las primeras sirenas, había sido transferida a otras áreas y evitaron así todo daño. 



Después de que se detuvo la primera incursión, esos trenes fueron transferidos de vuelta a las plataformas de la estación, justo a tiempo para recibir el impacto pleno del bombardeo. Durante semanas hubo cuerpos destrozados dentro y fuera del edificio de la estación. 



Bajo el suelo, la escena era incluso más macabra. Los restaurantes, las bodegas y los túneles podrían haber sido fácilmente convertidos en eficaces refugios a prueba de bombas. Las autoridades no se habían molestado en hacer eso, y de las 2.000 personas que se agrupaban en la oscuridad, 100 fueron quemadas vivas y 500 se asfixiaron antes de que las puertas pudieran ser abiertas y los sobrevivientes pudieran salir fuera.


El momento de la segunda incursión, justo tres horas después de la primera, no sólo aseguró que los pocos cazas nocturnos en el área estuvieran fuera de guardia, sino que también creó el caos pretendido e interrumpió efectivamente todo el trabajo de rescate. Por varios kilómetros alrededor, destacamentos militares, escuadrillas de rescate y cuerpos de bomberos comenzaron su camino a la golpeada ciudad, y la mayor parte de ellos se abrían camino por los suburbios cuando las bombas comenzaron a caer. Aquellos que se volvieron atrás fueron tragados pronto en la loca precipitación de la evacuación de pánico. La mayor parte de aquellos que fueron hacia el centro perecieron en la tormenta de fuego.



Las escenas más terribles en el centro de la ciudad ocurrieron en la plaza del magnífico antiguo mercado, el Altmarkt. Poco después de que la primera incursión terminara, esa gran plaza estaba atestada de jadeantes sobrevivientes. Cuando la segunda incursión atacó, ellos apenas pudieron moverse hasta que alguien recordó el enorme tanque de concreto con agua de emergencia que había sido construído a un lado. 



Ese tanque era de 90 x 45 mts. y de 1,80 mt. de hondo. Hubo una repentina estampida de gente que se sumergió en dicho tanque para evitar el calor de la tormenta de fuego. Aquellos que hicieron eso olvidaron que sus lados inclinados eran resbalosos, sin pasamanos. Los no nadadores se hundieron hasta el fondo, arrastrando a los nadadores con ellos. Cuando los rescatistas llegaron al Altmarkt cinco días más tarde, ellos encontraron el tanque lleno de cadáveres hinchados, mientras que el resto de la plaza estaba lleno con figuras recostadas o sentadas tan contraídas por la incineración que treinta de ellas pudieron ser llevadas en una sola bañera.




Puntualmente a las 11:30 AM la tercera oleada de bombarderos, compuesta por 211 Fortalezas Volantes estadounidenses, comenzó su ataque. Una vez más, el área de destrucción fue ampliada a través de la ciudad. Pero lo que todos los sobrevivientes recuerdan son los innumerables cazas Mustang que se zambullían hacia abajo por sobre los cuerpos acurrucados en las orillas del Elba, así como en los grandes céspedes del Grosse Garten, a fin de ametrallarlos. Otros Mustangeligieron como sus objetivos las apretadas muchedumbres que bloqueaban cada camino de Dresden. Nadie sabe cuántas mujeres y niños realmente fueron muertos por aquellos ataques-zambullidas de bombardeo. Pero en la leyenda de la destrucción de Dresden, ellos se han convertido en un símbolo del sadismo y la brutalidad yanqui, y al investigador nunca se le permite olvidar que muchos niños del coro de una de las iglesias más famosas de Dresden estuvieron entre las víctimas.


Durante cinco días y sus noches, la ciudad estuvo ardiendo, y ninguna tentativa fue hecha para entrar en ella. Entonces por fin las autoridades comenzaron a tratar con la crisis y a estimar el daño. De los cinco teatros de Dresden, todos habían desaparecido. De sus 54 iglesias, nueve fueron totalmente destruídas y 38 seriamente dañadas. De sus 139 escuelas, 69 dejaron de existir y 50 fueron severamente golpeadas. El gran zoológico, que está justo más allá delGrosse Garten, había sido golpeado en la segunda incursión, y los animales llenos de pánico se habían mezclado con los desesperados sobrevivientes. Entonces ellos fueron acorralados y baleados. Aquellos hombres que se escaparon de las prisiones, ya que ellas también fueron voladas en pedazos, tuvieron mejor fortuna: todos ellos lograron escapar, incluyendo varios anti-nacionalsocialistas.

lunes, 15 de febrero de 2016

Todo empezó un 25 de Enero



El 25 de Enero fue el día en que se tomó la decisión que provocó el exterminio de Dresden. Hasta entonces, la capital de Sajonia había sido considerada un monumento cultural tan famoso y un objetivo militar tan inútil, que incluso el comandante en jefe del Comando de Bombarderos, el mariscal del Aire sir Arthur Harris, apenas le había dedicado un pensamiento. 

Todas sus baterías de fuego antiaéreo de los alemanes habían sido removidas de su uso en el frente del Este; y las autoridades de Dresden no habían tomado ninguna de las precauciones, ya para reforzar los refugios antiaéreos, o en preparativos de búnkers de concreto que habían reducido tan sorprendentemente las bajas en otras ciudades alemanas sometidas al ataque Aliado. 

En vez de eso, las autoridades habían fomentado rumores de que la ciudad se libraría de un ataque ya sea porque Churchill tenía una sobrina viviendo allí, o porque la ciudad estaba reservada por los Aliados como su principal cuartel de ocupación. Esos rumores fueron reforzados por el conocimiento de que no menos de 26.000 prisioneros Aliados estaban en y alrededor de la ciudad, y que la población de la ciudad se había duplicado a más de un millón en las semanas recientes por corrientes de refugiados llegados del Este.


Todo esto Churchill lo sabía el 26 de Enero. Pero temprano durante aquella mañana de invierno él se había enterado de que el Ejército ruso había cruzado el Oder en Breslav y estaba ahora sólo a 96 kms. de Dresden. Furiosamente él llamó por teléfono a sir Archibald Sinclair, su ministro del Aire, y le preguntó qué planes tenía él para "dar una paliza a los alemanes en su retirada desde Breslav". SirArchibald, cuya función principal había sido proteger al comando de bombarderos de la crítica pública mediante una serie de garantías mentirosas de que estaba aplicando un escrupuloso cuidado para bombardear sólo objetivos militares, permaneció fiel a sí mismo. Él fue ambiguo por teléfono, y al día siguiente contestó que en opinión del personal del Aire, "una intervención en tiempo de invierno en un rango muy grande sobre Alemania del Este sería dificultosa". A esto el Primer Ministro contestó con un memorándum tan ofensivo en su furia controlada que el ministro y el personal aéreo, nunca señalados por su coraje moral, salieron en estampida a la acción. Inmediatamente se dieron órdenes para concertar con el 8º Comando de la Fuerza Aérea estadounidense un plan para borrar Leipzig, Chemnitz y Dresden.


Sir Winston y su personal se fueron a Yalta, donde se hizo demasiado claro que los presentimientos del Primer Ministro estaban justificados. Reforzado por sus victorias, Stalin presionó sus demandas políticas sobre un Presidente ahora debilitado y muy cerca de su muerte (Roosevelt), y un Primer Ministro aislado e incómodo. Cuando se hicieron sugerencias de que el bombardeo occidental debería ser usado para ayudar al avance del Ejército Rojo, los generales rusos fueron fríos e indiferentes. Sin embargo, sir Arthur Harris ya había seleccionado Dresden, ahora sólo a 96 kms. del frente, para su destrucción. 


Y de día en día, sir Winston esperaba ser capaz de impresionar a Stalin con la demostración de lo que el poderío aéreo Aliado podría conseguir tan cerca de los aliados rusos. Pero el tiempo estaba contra él. La conferencia se disolvió el 11 de Febrero, y fue sólo tres días más tarde mucho después de la conferencia cuando ya no podía tener ningún efecto sobre las negociaciones que el portavoz de la RAF en Londres anunció orgullosamente la destrucción de Dresden.


Debemos volver atrás ahora y ver lo que los aviadores habían estado planeando. Sir Arthur Harris fue rápido para aprovechar la oportunidad presentada por la insistencia del Primer Ministro de que el Comando de Bombarderos debería hacer sentir su presencia en Alemania del Este. Desde 1941, mediante un lento proceso de ensayo y error que le había costado muchos miles de sus tripulaciones de aviones, él había perfeccionado su nueva técnica de "bombardeo de precisión por saturación". 



Primero, las operaciones a plena luz del día sobre Alemania habían sido descartadas como demasiado costosas; luego, asaltos restringidos a bombardear objetivos de noche, después de un largo período de éxitos completamente imaginarios, habían sido abandonados como demasiado inexactos. Se tomó la decisión de incendiar cada centro de la ciudad y destruír los barrios residenciales, sector por sector.


En esta nueva clase de ataque incendiario, tripulaciones especiales altamente entrenadas fueron enviadas delante para delinear un área-objetivo claramente definida con bengalas trazadoras, apodadas por los alemanes como "árboles de Navidad". Cuando esto había sido hecho, todo lo que le quedaba al resto de las fuerzas bombarderas era poner su alfombra de bombas tan densamente que la defensa civil contra ataques aéreos, la policía y los bomberos se verían todos abrumados.


Esta técnica provocadora de incendios fue primeramente usada con éxito completo en la gran incursión sobre Hamburgo. Miles de incendios individuales se conglomeraron en una sola llamarada, creando el famoso efecto de "tormentas de fuego", por primera vez descrito por el presidente de la policía de la ciudad en un informe secreto a Hitler que pronto cayó en manos Aliadas:


"Como resultado de la confluencia de varios incendios, el aire encima es calentado hasta tal punto que, a consecuencia de su gravedad específica reducida, ocurre una violenta corriente ascendente que provoca una gran succión del aire circundante que irradia del centro del fuego... La succión de la tormenta de fuego en las más grandes de esas áreas de zonas de fuego tiene el efecto de atraer el aire ya sobrecalentado hacia áreas de zonas de fuego más pequeñas... Un efecto de este fenómeno era que el fuego en las zonas de fuego más pequeñas era abanicado como por un fuelle a medida que la succión central de los incendios más grandes y más feroces provocaba una atracción aumentada y acelerada de las masas circundantes de aire fresco. De esta manera todos las áreas de fuegos se unieron en un enorme incendio".


La tormenta de fuego de Hamburgo probablemente mató aproximadamente a 40.000 personas: tres cuartos por envenenamiento por monóxido de carbono a consecuencia de que el oxígeno fue succionado del aire, y el resto por asfixia.

sábado, 6 de febrero de 2016

Joseph Goebbels sobre la judiada

Como podemos comprobar a pesar de todo lo que se ha dicho en documentales, libros y demás fantasías inventadas, en ningún momento se habla de exterminio, sino de expulsión.

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Será mi ambición no tener descanso ni reposo hasta que el último judío haya salido de Berlín.

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Finalmente hablamos del problema judío. En este punto el Führer se mostró tan decidido y resuelto como siempre. Los judíos tienen que desaparecer de Europa.

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Sobre los judíos cae una sentencia que la merecen por entero. Lo que el Führer les profetizó por haber arrastrado al mundo a una nueva guerra, está convirtiéndose en realidad. Pero no es posible mostrarse sentimental en este asunto. Si no combatimos a los judíos, nos destrozarán. Es una lucha contra el bacilo judío.

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El nacional-socialismo tiene mucha más sangre fría y es mucho más realista en todas las cuestiones. Hacemos únicamente lo que convienen a nuestro pueblo y en este caso el interés del pueblo germano consiste en el establecimiento de un riguroso orden alemán.

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El Führer ha vuelto a expresar su determinación de expulsar sin piedad a los judíos de Europa. Debe desaparecer todo sentimentalismo remilgado. Los judíos son los que han provocado la catástrofe que se les avecina. Debemos acelerar este proceso sin piedad.

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Se duplicará el número de comunistas y judíos que marcharán hacia el Este en vagones de ganado. Pronto comprenderán que no es nada divertido pretender perturbar la política alemana para establecer un nuevo orden en Europa.