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Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

martes, 18 de agosto de 2015

Mi Rol el 20 de Julio de 1944 en Berlín

Por Otto Ernst Remer, 1951


¿Por qué no hay imágenes de los conspiradores de la bomba contra Hitler en 1944?, ¿por qué ningún informe sobre el conde Stauffenberg?.


No hay ni un solo reporte en profundidad acerca del Complot de la Bomba que provenga del "otro lado", y es por eso que he puesto aquí el informe de Otto Remer, un informe de un testigo ocular del Complot de la Bomba escrito en 1951 y traducido del alemán por Bill Medland.




Me hice cargo del comando del Wachregiment Großdeutschland Regimiento de Guardias Gran Alemania en Mayo de 1944. Me dieron dicha comandancia como una recompensa por mi servicio de primera línea en el frente, habiendo sido herido ocho veces y una vez más antes del final de la guerra, y soy un portador de la condecoración Cruz de Caballero con Hojas de Roble. Mis deberes incluían la defensa de la capital del Reich en caso de alguna insurrección. Debe recordarse que había en ese tiempo aproximadamente un millón de trabajadores extranjeros en Berlín.


Durante la mañana del 20 de Julio de 1944, mi Regimiento fue puesto en espera, tal como lo fueron otras unidades del Ejército en la Patria. Habíamos recibido la palabra en clave "Walküre" que alarmó a todas las unidades frente al hecho de que había una insurrección general en Alemania. Me dirigí hacia el Stadt Kommandant de Berlín, el teniente general Paul von Hase. "¡El Führer está muerto!. ¡Hay una insurrección y el Ejército está asumiendo el control!". Fui asignado al sector gubernamental de la ciudad con la orden "Cierren todo, cada calle, no dejen pasar a nadie, ni general ni ministro!". Se me dio un oficial del Estado Mayor General, el mayor Hayessen como asistente, ya que el oficial que yo debería haber tenido había comenzado a sufrir de los nervios.


Hice al Mayor muchas preguntas que él no podía o no quería contestar. "¿Está muerto el Führer?, ¿ha sufrido él un accidente?, ¿dónde ha comenzado el levantamiento?". No vi nada de una insurrección durante mi paseo por la capital. ¿Por qué el control había pasado al Ejército y no a la totalidad de las fuerzas armadas?. ¿Dónde estaba el reemplazo de Hitler?. ¿Sería sustituido él por elReichsmarschall Hermann Göring?. ¿Cuáles eran sus órdenes? Las respuestas que conseguí no me dieron un cuadro claro, y comencé a desconfiar del general Von Hase y del mayor Hayessen. Cuando entré en la oficina de generales había varias órdenes impresas que estaban en la mesa, que el comandante recogió y colocó en una carpeta antes de que yo tuviera alguna posibilidad de leerlas. Se me ordenó integrarme a mi Regimiento.


Por el camino pensé que el Führer debía estar muerto y que cada uno corría por ahí de manera imprudente. Estaba teniendo lugar una lucha por el poder, y recordé cómo las tropas en 1918 en Berlín habían sido mal utilizadas, y decidí que eso no sucedería esta vez.




Se me ordena detener al doctor Goebbels


Convoqué a una reunión a todos mis oficiales, les dije lo que yo ya sabía, que no era mucho. Ordené que ellos me juraran obediencia, confiaran en mi juicio, y sólo siguieran órdenes dadas por mí mismo. ¡Entonces llegó un informe del teniente doctor Hagen de mi personal, de que ¡el Feldmarschall von Brauchitsch había sido visto con uniforme completo en Berlín! ¿Qué hacía él en uniforme en esta situación? Él había sido puesto en la lista de la reserva y retirado. También uno de mis propios oficiales estaba actuando extrañamente y desapareció, para ser encontrado más tarde ser en su casa, el teniente coronel Oberstleutnant Wolters.


Llamé por teléfono por todo Berlín y traté de conseguir un cuadro claro, pero nadie sabía de manera cierta lo que le había sucedido al Führer, o algo sobre una insurrección. Llamé al teniente doctor Hagen, que trabajaba en el Ministerio de Propaganda, y lo envié para ver al ministro de Defensa del Reich, y que tratara de averiguar la situación militar y política en Berlín. El ministro de Defensa del Reichera el doctor Goebbels.


Aproximadamente una hora y media después la palabra en clave "Walküre"había desparecido. Fui otra vez a ver al general Von Hase y dije a mis hombres que estuvieran preparados y en posición. El general señaló un mapa un bloque de oficinas al Norte de la estación de trenes de Anhalter, y dijo que yo debería mover a mis hombres a esa área, asegurarla y establecer controles camineros. Cuando llegué allí comprendí que el distrito eran ¡los edificios de la RSHA! (Reichssicherheitshauptamt, Oficina Central de Seguridad del Reich). Volví donde el general y le pregunté por qué yo no había sido informado de que aquéllos eran los edificios de la RSHA. ¿Por qué ninguna orden clara y tanto misterio? El general estalló en rabia y se puso nervioso, gritando que yo sólo debería seguir las órdenes dadas. En ese momento un oficial entró en la oficina y preguntó al general cuándo el doctor Goebbels debería ser detenido. Informé al general que el doctor Goebbels era un miembro honorario de la unidad "Großdeutschland", pero que si yo tuviera una orden clara yo la seguiría.


Al dejar la oficina de Von Hase encontré a mi oficial en el pasillo, a quien yo había enviado a conversar con el doctor Goebbels. Él dijo: "¡Nueva situación!. ¡Parecería ser una toma militar del poder! El doctor Goebbels le pide a usted que vaya, y si usted no está allí en 20 minutos él llamará a la Waffen-SS". Llevé al doctor Hagen a la oficina de Von Hase, y le pedí repetir lo que él me había dicho. Pregunté si yo podría ir y aclarar la situación, pero el general Von Hagen no lo permitiría.


Sentí que el tiempo se acababa. Si el doctor Goebbels llamaba a las Waffen-SS, podríamos encontrarlos luchando contra las tropas del Ejército, y una guerra civil podría irrumpir. Como el comandante de la única verdadera unidad activa en Berlín, tenía que evitar aquello. Al mismo tiempo yo no confiaba en el doctor Goebbels porque yo temía una lucha por el poder político con mis hombres en el medio. Yo todavía no conocía la verdadera situación.




La llamada telefónica con el Führer


Fui para arrestar a Goebbels, llevando a un teniente y a un escuadrón de hombres conmigo. Ordené que los soldados esperaran fuera, diciéndoles que me sacaran si yo estuviera por más de 15 minutos. Entré en el edificio solo, con mi pistola en la mano y quitado el seguro cuando entré en la oficina del doctor Goebbels.


Dije a Goebbels que yo había sido enviado por el general Von Hase para arrestarlo, pero primero quería conocer la situación como él la veía. Le dije que yo tenía que obedecer órdenes, incluso aunque el Führer estuviera muerto. Goebbels pareció sorprendido y dijo: "¿Qué?, ¡el Führer aún vive! Recién hablé con él por teléfono, el complot con bomba ha fallado".


Pedí a Goebbels su palabra de honor de que él había dicho la verdad. Si Hitler estuviera todavía vivo yo lo seguiría sin cuestionar nada. Entonces le pedí a Goebbels otra vez su palabra de honor, la que él me dio. Entonces solicité comunicarme con el Führer. La conexión tomó menos de un minuto, y Goebbels dijo a Hitler lo que había pasado y me dio el teléfono y el Führer me habló:


"¿Me oye usted? ¡Usted ve, estoy vivo! El complot con bomba fracasó. Una pequeña camarilla de oficiales sin honor se convirtió en traidora y quiso sustituírme. Ahora nos encargaremos de los saboteadores, y haremos un corto trabajo con estas alimañas".


"Le ordeno que imponga la paz y el orden en la capital, incluso si es necesaria la fuerza. Usted es responsable hasta que el Reichsführer-SS Himmler llegue a Berlín".


Supe que tenía que moverme rápidamente antes de que hubiera un baño de sangre entre diversos grupos de soldados alemanes, tanto más difícil debido a mi rango menor en ese entonces. En la plaza Fehrbelliner una brigada Panzercomenzó a llegar bajo órdenes radiales del general Guderian. Un vehículo blindado se acercó para custodiar nuestras barricadas. Le dije al comandante de tanques que éramos tropas leales del lado del Reichsminister Goebbels y que un conflicto había sido evitado.


La misma situación ocurrió delante del Edificio Bendler, el cuartel central del Ejército. Una compañía de Panzergrenadier quiso reemplazar a mis tropas, pero un par de oficiales fueron capaces de detener una lucha que estaba estallando. Hasta ese entonces ni un solo tiro había sido disparado en todo el día. Una brigada de reserva del regimiento "Großdeutschland" llegó desde Cottbus y fue colocada bajo mi control. Coloqué mis propias tropas fuertemente alrededor de la Cancillería del Reich.




La situación es puesta bajo control


Al finalizar la tarde el general Von Hase ordenó que yo me reportara ante él; respondí a eso diciéndole que él debería reportarse ante mí en mi cuartel central, en las oficinas de Goebbels. Le informé sobre mi contacto personal con el Führer, y que yo había sido puesto al mando total de la seguridad en Berlín. Von Hase se reportó ante mí, y percibí que él realmente no sabía nada sobre el intento de matar con bomba a Adolf Hitler, y era probablemente inocente de cualquier mala acción. Von Hase fue retenido en un cuarto en las oficinas de Goebbels, en caso de un interrogatorio posterior.


Yo todavía no sabía quiénes eran los cabecillas, o dónde ellos se escondían. En la tarde comenzaron a salir informes desde el Edificio Bendler. Algunos de mis oficiales que controlaban la entrada hacia y desde el edificio, habían visto muchas idas y venidas, con nuevas autorizaciones siendo publicadas. Aumenté la guardia a dos compañías. El mismo oficial me informó que ¡habían tiroteos saliendo del patio del Edificio Bendler! Yo estaba enojado porque hasta aquel momento no había habido ningún disparo, ¡y ahora esto!.


Fui tan rápidamente como pude al Edificio Bendler y fui saludado por elGeneraloberst Fromm, comandante del Ejército de la Reserva de la Patria. Él parecía golpeado por el pánico y al borde de un colapso nervioso. Él dijo: "¡Por fin! Un oficial responsable del Großdeutschland, ¿qué sabe usted sobre la situación?".Le dije todo lo que yo sabía, incluso mi contacto telefónico con el Führer, y que yo había sido puesto al mando de la seguridad. Él pidió ser puesto en contacto con Goebbels y yo arreglé aquello.






¿Qué sucedió en el Edificio Bendler?


¿Qué pasó en el Edificio Bendler durante el día? Stauffenberg voló a Berlín después de la tentativa de asesinato de Adolf Hitler, y fue al Edificio Bendler y junto con el Feldmarschall Von Witzleben, el Generaloberst Höppner, el GeneraloberstBeck y el general Olbrich, formó un "gobierno militar" y comenzó a publicar órdenes. Ellos comenzaron informando a cada uno que Hitler estaba muerto. ElGeneraloberst Fromm, quien había estado a favor de la conspiración, cambió de opinión y rechazó ayudar. Se ordenó que él fuera encerrado en su oficina.


Durante las últimas horas de la tarde se descubrió que Hitler todavía estaba vivo, y un grupo de audaces jóvenes oficiales del Estado Mayor detuvo a los conspiradores y liberó al Generaloberst Fromm. Fromm quería encubrir su propia participación en la conspiración, y ordenó un rápido juicio-espectáculo y la ejecución de los cabecillas. Olbrich, Stauffenberg y algunos otros fueron fusilados en el patio, a Beck se le permitió la posibilidad de dispararse él mismo en su oficina. Von Witzleben y Höppner fueron mantenidos prisioneros. Los disparos se detuvieron en el momento en que entré en el edificio. Yo no tuve ninguna participación en las muertes, aunque los periódicos dijeran después de la guerra que yo estuve involucrado, pero ésa era una mentira pura.


Después de que Fromm dejó el Edificio Bendler, aseguré los edificios y llevé todo de vuelta al orden. Se me ordenó entregar a los prisioneros y los documentos al SD Sicherheitsdienst, Servicio de Seguridad y a la SS. Entonces volví a mi cuartel central en el Ministerio de Propaganda. Aproximadamente a la medianoche encontré al Reichsführer Himmler y le informé sobre mis acciones durante el día. Al amanecer del 21 de Julio de 1944 yo y mis tropas fuimos retirados.


Aquello mereció que me fueran concedidos los diamantes a mi Cruz de Caballero por mi participación en la anulación de los traidores. Pero cuando vi el episodio entero como una mancha en el Cuerpo de Oficiales Alemanes, rechacé el galardón. Adolf Hitler aceptó mi punto de vista.


Cuatro semanas después de la conspiración para asesinar con bomba alFührer, solicité volver a la primera línea de la guerra. Fui promovido varias veces alcanzando el rango de mayor general. Esto último no tuvo nada que ver con el 20 de Julio de 1944, sino más que ver con mi éxito en el frente conduciendo una brigada.




Aquellos conspiradores en la Alemania moderna de hoy son vistos como héroes, con casi cada ciudad teniendo una calle llamada Stauffenberg. En efecto, aquéllos son una de las piedras angulares de la República Federal Alemana, y se prohíbe decir algo malo sobre ellos. Otto Remer por otra parte ha llegado a ser una vergüenza para la Alemania de la posguerra, y aún así, él recibió más de diez mil cartas de antiguos soldados apoyando sus acciones del 20 de Julio de 1944.–

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