Moralmente, un solo ser humano injustamente perseguido o muerto merece Justicia, haya sido perseguido por militares alemanes, estadounidenses, iraquíes, soviéticos, o israelíes, o por fanáticos sionistas, franceses o ingleses. Pero la Justicia debe ser para todos y no sólo para algunos. Y si hemos de condenar a militares y jerarcas alemanes, también debemos condenar a torturadores israelíes e ingleses y a invasores norteamericanos.
Cada vez que nuestra prensa pueril informa sobre estos temas, siempre lo hace fuera de contexto, usualmente en forma incompleta, y siempre de manera distorsionada, consecuencia de su obligado alineamiento con la visión global impuesta por los dueños del Nuevo Orden Mundial, alineados sumisamente a los intereses del sionismo internacional.
En el actual y tan liberal mundo desarrollado existe, sin embargo, un auténtico terrorismo intelectual que prohíbe en algunos países bajo pena de cárcel que se investigue y se propague cualquier opinión o investigación que siquiera cuestione la veracidad de este Dogma del Holocausto.
Para un pueblo, conocer su pasado, su historia es tan importante como lo es para un individuo conocer quién es, de dónde viene y cuáles son sus raíces. Las personas que sufren de amnesia quedan inermes ante la voluntad ajena y corren el riesgo de que cualquier pillo los embauque haciéndose pasar por su amigo, o hermano, o familiar para así aprovecharse de él.
Lo que les ocurre a estos individuos puede ocurrirle también a los pueblos si olvidan, confunden o desconocen el pasado; con las tecnologías modernas, incluso puede ocurrirle al mundo entero.
Hoy, poderosísimos grupos compactos disponen de los medios para literalmente controlar nuestra visión del pasado la Historia y del presente, descarrilando así la realidad que es reemplazada por una suerte de realidad virtual, alineada con sus propios y a menudo inconfesables objetivos e intereses, fomentando así, la falsificación de la historia.
Uno de los tantos instrumentos de guerra psicológica utilizados en este proceso es la neoyorquina Anti-Defamation League, una de las organizaciones de choque encargada de ejercer presión de todo tipo contra quienes cuestionen el Mito del Holocausto en cualquier parte del mundo. Utilizando una metodología agresiva, copiosamente financiada y con amplia cobertura entre los multimedios monopólicos mundiales, la ADL ejerce una suerte de terrorismo intelectual tendiente a acallar toda crítica hacia el sionismo, sus objetivos mundiales y sus operadores, esgrimiendo a menudo con tono rayano en la histeria la acusación de ¡antisemitismo! contra quienes pretendan promover un estudio serio de estos temas fundamentales, o cuestionen las políticas israelíes, equiparando erróneamente antisemitismo con antisionismo. Señalemos que la ADL opera estrechamente con la muy influyente y exclusiva logia masónica judía B'nai B'rith.
Moralmente, un solo ser humano injustamente perseguido o muerto merece Justicia, haya sido perseguido por militares, alemanes, estadounidenses, iraquíes, soviéticos, o israelíes, o por fanáticos chinos, sionistas, franceses o ingleses. Pero la Justicia debe ser para todos y no sólo para algunos. Y si hemos de condenar a militares y jerarcas alemanes, también debemos condenar a torturadores israelíes e ingleses y a invasores norteamericanos.
DE ACUERDO TOTALMENTE.ES HORA DE LA VERDAD COMPLETA.
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