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Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

viernes, 7 de agosto de 2015

Soplonería entre la juderia de los campos

Entre la masa infecta que formaba juderia de los campos estaban los chivatos de oficio que informaban por servilismo congénito, por una sopa, un pedazo de pan, una barra de mantequilla, etc etc, por grandes que hayan sido sus fechorías no han entrado aún en la historia de los revisionistas, finalmente, la chivateria estaba compuesta por individuos que se espiaban entre ellos, chivarse era una ignominia cuando era practicada por los presos comunes, pero se convertía en una virtud, cuando era hecha por los judíos.


Simón, un judio servil y maricón se puso a denunciar por su cuenta a sus amigos polacos y a otros, incluso en cierta ocasión, sabía que un comunista alemán de Magdeburgo iba a ser liberado, cuando le dijo que sabría impedir su liberación señalándole por actividad política en el campo, recibió como respuesta que la SS conocería sus prácticas de pederastia.


Las S.S. colocaban espías en los campos para estar informadas de los sucesos internos, espías escogidos en el propio campo entre delincuentes comunes, asociales y también presos políticos..por el contrario era muy raro que la Gestapo escogiese en los campos presos para hacer de ellos espías y soplones, mas que nada porque no tenían jurisdicción dentro de los campos.


En Buchenwald tuvo lugar , en 1941, el caso más famoso y más siniestro de denuncias voluntarias cuando el ruso Gregorij Kushnarev, que pretendía ser general zarista y se ganó durante meses la confianza de las SS, se puso a entregar a toda clase de prisisoneros, especialmente rusos, este chivato, responsable de la muerte de centenares de presos, se atrevía también a denunciar de la manera más infame a todos aquellos con los cuales había entrado en conflicto, incluso por motivos secundarios.

Durante mucho tiempo no fue posible cogerle para matarle, pues las SS. velaban especialmente por él, aunque no le agradaban. Finalmente, en los primeros días de 1942, se sintió enfermo y fue lo bastante estúpido como para dirigirse a la enfermería. Así se entregó a sus adversarios. Con la autorizaciórõ del doctor Hoven de ta SS., que había trabajado durante mucho tiempo en este asunto y estaba de parte de los presos comunes, declaró inmediatamente que Kushnarev era contagioso, se le aisló, y unas horas más tarde se le mató con una inyección de veneno.

Kushnarev probablemente era culpable de todo lo que se le acusa, pero todos aquellos que han trepado por los escalones de la jerarquía de los campos de concentración y han ocupado el mismo puesto antes o después que él, se han portado de la misma manera y tienen sobre su conciencia los mismos crímenes, sea lo que sea, es difícil de creer que las SS en la persona del doctor Hoven, haya tomado gratuitamente una parte tan activa en su eliminación.

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