.

Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

martes, 5 de mayo de 2015

¿Resurrección en Masa de Judíos?

El cuento de los seis millones de judíos muertos comenzó a ser fabricado por el israelita Poliakov, partiendo de las declaraciones del Dr. Wilhelm Hoettly y de Dieter von Wisliceny, quienes dieron informes sobre evacuaciones, emigraciones, decrecimiento del judaísmo europeo, etc. Poliakov barajó estos términos y a todos se les dio la aceptación de liquidación. Echó a rodar la bola y luego otros le fueron agregando dramáticos retoques. Los comisarios judíos soviéticos capturaron el campo de Auschwitz y hablaron de 4 millones de judíos muertos con gas, lo cual era falso porque meses antes la Cruz Roja Internacional había visitado ese campo y no existía tal exterminio ni cámaras de gas. Pero el embuste fue difundido mundialmente por las agencias internacionales de prensa -controladas por el judaísmo- y coreado por películas filmadas, documentales amañados, panfletos, libros, etc. David Rousset, en Francia y Eugen Kogon, en Alemania, dramatizaron la liquidación de los 6 millones. El comunista húngaro Nyizli Miklos inventó la confesión del Dr. Mengele, y después de que fue ejecutado Rudolf Hoss o Hoess (comandante del campo de Auschwitz) se inventó su confesión sobre las matanzas y se tradujo a todos los idiomas para confirmar en el mundo entero los de los 6 millones de liquidados.



Antes de la guerra sólo había 600,000 judíos en Alemania. y una vez terminada la contienda aún había tantos que pudieron asumir innumerables puestos públicos, montar tribunales de desnazificación y ocupar cargos directivos en el comercio, en la industria, en la banca y en general en todas las actividades públicas. Después de la guerra, la agencia noticiosa France Press informó cómo millares de judíos asistieron en Munich al entierro de Philipp Auerbach. Y toda la prensa -incluso la israelita- publicó asimismo cómo en el pequeño poblado alemán de Biefeld una multitud de hebreos se opuso a la exhibición de una película interpretada por Weit Harlam, debido a que años antes éste había filmado una cinta antisemita. De igual manera fue del dominio público que apenas el Dr. Eberhard Stern formó en Berlín un Partido Nacionalista, millares de judíos brotaron por doquier para asaltar su casa y protestar en contra , todo esto sin contar las decenas de miles de israelitas que al terminar la contienda emigraron de Alemania a Palestina, a Estados Unidos y a otros muchos países, inclusive México.



Si antes de la guerra había 600,000 judios en Alemania; si al terminar la contienda su número era tan considerable que hacían sentir su influencia en todas partes, ¿cómo pues, se explica la ejecución de seis millones ?… ¿Se trataba acaso de una mágica resurrección…?


De haber sido asesinados seis millones, no habría quedado ni uno, lo cual es absolutamente falso. En todos los países las tropas aliadas encontraron numerosas colonias de israelitas y a otros muchos se les libertó de los campos de concentración. Aun antes de que terminara la contienda, a fines de 1944, Himmler accedió a que emigraran a través de Suiza 1,200 hebreos semanariamente, y el 19 de abril de 1945 (antes de que terminara la guerra) Norbert Masur, del Congreso Mundial Israelita, llegó a berlín a gestionar ante Himmler que los judíos detenidos no fueran cambiados de campamento, a fin de evitarles posibles represalias durante su traslado.



Todo esto tiene por objeto desplegar una enorme cortina de compasión hacia los hebreos para encubrir los móviles políticos de sus jefes internacionales, empeñados en una lucha total contra el mundo cristiano. Y como ganancia extra -cosa muy importante-, Israel se basa en ese cuento para cobrarle a Alemania las indeminizaciones que ha venido exigiendo. En agosto de 1989 éstas importaban un total de 43,000 millones de dólares. Ningún otro país ha hecho negocio con sus muertos, ni menos con sus “muertos vivos”.

Para elaborar el mito de los 6 millones de judíos, todos los que habitaban en Europa no se omitieron trucos. Por ejemplo, un bombardeo aliado había devastado la población alemana de Weimar, poco antes de que terminara la guerra, y eran tantos los muertos que el jefe de la policía, Walter Schmidt, optó por incinerarlos, de lo cual tomó fotos. Pues bien, esas fotos de alemanes muertos por los aviones aliados fueron luego exhibidas como si se tratara de israelitas asesinados. En Munich ocurrió algo parecido y el arzobispo y cardenal Faulhaber atestiguó que los cadáveres encontrados por los aliados en el crematorio del campo de Dachau no eran de judíos, sino de alemanes muertos en el bombardeo de la ciudad. Agregó que en Dachau nunca existieron cámaras de gas, como ahora se dice que las hubo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario