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Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

martes, 1 de septiembre de 2015

Tiempo para la Verdad

Es tiempo de que los historiadores profesionales revelen los hechos sobre los campos, es tiempo de que ellos permitan que el público sepa cómo murieron los presidiarios, y como NO murieron. 



Más de 50 años después de que los "buenos" entraron en Dachau, Buchenwald y otros campos alemanes y de que entrenados investigadores judios establecieron los hechos, los medios de entretenimiento en Hollywood, y los medios impresos de todo el mundo que son lacayos del panfleto judío Nueva York Times, siguen produciendo en serie anualmente millones de palabras e imágenes acerca de los horrores de los campos y la estafa infame del Holocuento, nuestros fabricantes de opinión siguen distorsionando por ignorancia o malicia, los hechos relativos a dichos campos.




Tiempo para la Verdad


Es tiempo de que las afirmaciones del asesinato de masas mediante gaseamientos sean clarificadas e investigadas en la misma manera que cualquiera otra afirmación de asesinato. Es tiempo de que el beneficio del cual ciertos grupos han disfrutado como resultado de afirmaciones no cuestionadas del "Holocausto"se terminen, así como es tiempo para finalizar el hecho de convertir a otros grupos en chivos expiatorios, incluyendo a los alemanes, los europeos del Este, la jerarquía católica y los dirigentes del tiempo de la guerra de EE.UU. y Gran Bretaña, por su presunto papel en el "Holocausto" o su supuesto fracaso para detenerlo.


Sobre todo, es tiempo de que los ciudadanos conozcan los hechos relativos a los campos, hechos que ellos tienen derecho a conocer, un derecho que es fundamental para el ejercicio de su autoridad y su voluntad en la gobernabilidad de su país. Como ciudadanos y como contribuyentes, de todos los orígenes étnicos y de todas las creencias tienen un derecho básico y un interés primordial en la determinación de los hechos de incidentes que son considerados por aquellos que están en posiciones de poder como significativos para la determinación de la política exterior y educacional, así como para la selección que hacen éstos de acontecimientos pasados a ser conmemorados en nuestra vida cívica.


Hoy los supuestos hechos del "Holocausto" están en cuestión en todas partes del mundo civilizado. La verdad será decidida sólo mediante el recurso a los hechos, en el foro público: no ocultando los hechos, negando la verdad ni enmurallando realidad. La verdad será revelada, y es tiempo de que el Gobierno de este país, y los Gobiernos y organismos internacionales de todo el mundo, hagan pública la evidencia de lo que realmente sucedió en los campos de concentración alemanes en los años 1933-1945, de modo que nosotros podamos ponerle un final a las mentiras, sin temor ni parcialidad, y llevar a cabo el trabajo de reconciliación y renovación que es y debe ser el fundamento de granito de la tolerancia mutua entre los pueblos y de una paz basada en la justicia.

Las conclusiones de las investigaciones en cuanto a la verdad sobre los campos de concentración alemanes del tiempo de la guerra han sido desde entonces confirmadas por todos los investigadores posteriores y pueden ser resumidas así:


1. Las horrendas escenas de presidiarios muertos y agonizantes no fueron el resultado de una política alemana de "exterminio", sino más bien el resultado de epidemias de tifus y otras enfermedades causadas en gran parte por los efectos de los ataques aéreos Aliados.


2. Las historias de super-criminales y sádicos nazis que convirtieron a judíos y otros en bolsos y pantallas de lámparas para su beneficio privado o por diversión fueron mentiras repugnantes o fantasías de enfermos; en realidad, las autoridades alemanas castigaron la corrupción y la crueldad de parte de comandantes de campo y guardias.


3. Por otra parte, las representaciones de los presidiarios recién liberados como santos y mártires del Hitlerismo estuvieron muy a menudo muy alejadas de la verdad; en efecto, la mayor parte de las brutalidades cometidas contra los detenidos de los campos fueron obra de sus compañeros prisioneros, en contravención de la política alemana y las órdenes alemanas.


4. Las supuestas duchas homicidas y cámaras de gas fueron usadas para bañar a los presidiarios de los campos o para despiojar su ropa; la afirmación de que ellas fueron usadas para asesinar a judíos u otros seres humanos es una despreciable falsedad. Los historiadores ortodoxos y los "cazadores de nazis" profesionales silenciosamente han descartado las afirmaciones de que los prisioneros fueron gaseados en Dachau, Buchenwald y otros campos en Alemania. Ellos siguen, sin embargo, guardado silencio en cuanto a las mentiras sobre Dachau y Buchenwald, así como evadiendo una abierta discusión de la evidencia para el gaseamiento homicida en Auschwitz y los otros campos capturados por los soviéticos.–

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