La llamada ley Gayssot, promulgada en 1990, que establece una pena de un año de cárcel para quien ponga en duda los dictámenes del Tribunal militar internacional de Núremberg.
Junto a Faurisson, comparecieron también Blanrue y el militante antisionista Marc George, acusados de haber realizado y difundido el documental, respectivamente. La Fiscalía reclamó para ellos sendas multas de 5000 euros.
La sentencia se dictará el próximo 15 de septiembre.
Sé que infrinjo la ley y seguiré infringiéndola y resistiendo a la fuerza injusta de la ley, pueden ustedes enviarme a la cárcel, dijo el investigador revisionista.
El historiador revisionista francés Robert Faurisson, junto al escritor Paul-Éric Blanrue.
El historiador revisionista francés Robert Faurisson, junto al escritor Paul-Éric Blanrue.
La Fiscalía francesa ha reclamado seis meses de prisión condicional y 10.000 euros de multa para el historiador revisionista Robert Faurisson por declaraciones hechas en una entrevista de 2011.
Sé que infrinjo la ley y seguiré infringiéndola y resistiendo a la fuerza injusta de la ley, pueden ustedes enviarme a la cárcel, dijo Faurisson al tribunal, el martes, en la capital francesa, París, daba a conocer ayer miércoles el diario local Le Monde.
Sé que infrinjo la ley y seguiré infringiéndola y resistiendo a la fuerza injusta de la ley, pueden ustedes enviarme a la cárcel, proclamó Faurisson ante el tribunal.
Las declaraciones en cuestión fueron pronunciadas en la entrevista documental Un hombre: Robert Faurisson, del escritor Paul-Éric Blanrue, publicada en Internet en septiembre de 2011.
Las expresiones que cita Le Monde como motivo de la persecución son:
Dicho Tribunal fue formado en 1945 por los Aliados, vencedores de la IIª Guerra Mundial, como alternativa a la ejecución sin juicio de varias decenas de miles de oficiales del vencido Ejército alemán, y fue ya criticado en su época por juristas y militares, por no respetar principios básicos del Derecho y por tratarse de una mera venganza del vencedor.
Ante su tribunal, en París, Faurisson defendió que la ley Gayssot fue promulgada expresamente contra él, después de que publicó, a finales de los años 1970, los planos de los crematorios del campo de Auschwitz, que según el historiador demostraban la imposibilidad del genocidio judío.
No debe preguntarse cómo, técnicamente, fue posible tal asesinato en masa. Fue posible técnicamente porque sucedió. Tal es el punto de partida obligado de toda investigación histórica sobre el asunto. Esta verdad es la que nos corresponde recordar: no hay ni puede haber ningún debate sobre la existencia de las cámaras de gas, afirmaron 34 historiadores franceses en 1979.
A esa publicación siguió un editorial, firmado por 34 historiadores, que proclamaron en Le Monde, el 21 de febrero de 1979:
La fiscal consideró el genocidio perfectamente establecido y denunció el contexto de odio que sigue difundiéndose con estas palabras revisionistas, y calificó las declaraciones de Faurisson como un insulto, una injuria, una segunda muerte para las víctimas y sus descendientes.
Por su parte, la defensa admitió la existencia del delito definido por la llamada ley Gayssot, y solicitó la puesta en libertad por cuestiones técnicas de Derecho, según el diario parisino.
Sé que infrinjo la ley y seguiré infringiéndola y resistiendo a la fuerza injusta de la ley, pueden ustedes enviarme a la cárcel, dijo Faurisson al tribunal, el martes, en la capital francesa, París, daba a conocer ayer miércoles el diario local Le Monde.
Sé que infrinjo la ley y seguiré infringiéndola y resistiendo a la fuerza injusta de la ley, pueden ustedes enviarme a la cárcel, proclamó Faurisson ante el tribunal.
Las declaraciones en cuestión fueron pronunciadas en la entrevista documental Un hombre: Robert Faurisson, del escritor Paul-Éric Blanrue, publicada en Internet en septiembre de 2011.
Las expresiones que cita Le Monde como motivo de la persecución son:
no creo en las cámaras de gas nazis, la pretendida cámara de gas y absoluta payasada.
Faurisson reconoce la existencia de varias cámaras de gas en los campos de concentración alemanes, pero niega que fueran utilizadas en ningún plan de exterminio, alegando con detalle que ni hay indicios de tal plan en la documentación del Gobierno alemán de la época, ni los testimonios existentes prueban su ejecución.
No existió ningún campo de exterminio, existieron campos de concentración y campos de trabajo, y no hubo exterminio, está totalmente claro, dijo el martes el historiador, de 86 años de edad, ante el tribunal, en una vista oral que acabó casi a media noche, tras 10 horas de sesión.
No existió ningún campo de exterminio, existieron campos de concentración y campos de trabajo, y no hubo exterminio, está totalmente claro, dijo el historiador revisionista.
Faurisson reconoce la existencia de varias cámaras de gas en los campos de concentración alemanes, pero niega que fueran utilizadas en ningún plan de exterminio, alegando con detalle que ni hay indicios de tal plan en la documentación del Gobierno alemán de la época, ni los testimonios existentes prueban su ejecución.
No existió ningún campo de exterminio, existieron campos de concentración y campos de trabajo, y no hubo exterminio, está totalmente claro, dijo el martes el historiador, de 86 años de edad, ante el tribunal, en una vista oral que acabó casi a media noche, tras 10 horas de sesión.
No existió ningún campo de exterminio, existieron campos de concentración y campos de trabajo, y no hubo exterminio, está totalmente claro, dijo el historiador revisionista.
El investigador denunció la llamada ley Gayssot, promulgada en 1990, que establece una pena de un año de cárcel para quien ponga en duda los dictámenes del Tribunal militar internacional de Núremberg.
Dicho Tribunal fue formado en 1945 por los Aliados, vencedores de la IIª Guerra Mundial, como alternativa a la ejecución sin juicio de varias decenas de miles de oficiales del vencido Ejército alemán, y fue ya criticado en su época por juristas y militares, por no respetar principios básicos del Derecho y por tratarse de una mera venganza del vencedor.
Ante su tribunal, en París, Faurisson defendió que la ley Gayssot fue promulgada expresamente contra él, después de que publicó, a finales de los años 1970, los planos de los crematorios del campo de Auschwitz, que según el historiador demostraban la imposibilidad del genocidio judío.
No debe preguntarse cómo, técnicamente, fue posible tal asesinato en masa. Fue posible técnicamente porque sucedió. Tal es el punto de partida obligado de toda investigación histórica sobre el asunto. Esta verdad es la que nos corresponde recordar: no hay ni puede haber ningún debate sobre la existencia de las cámaras de gas, afirmaron 34 historiadores franceses en 1979.
A esa publicación siguió un editorial, firmado por 34 historiadores, que proclamaron en Le Monde, el 21 de febrero de 1979:
No debe preguntarse cómo, técnicamente, fue posible tal asesinato en masa. Fue posible técnicamente porque sucedió. Tal es el punto de partida obligado de toda investigación histórica sobre el asunto. Esta verdad es la que nos corresponde recordar: no hay ni puede haber ningún debate sobre la existencia de las cámaras de gas.
La fiscal consideró el genocidio perfectamente establecido y denunció el contexto de odio que sigue difundiéndose con estas palabras revisionistas, y calificó las declaraciones de Faurisson como un insulto, una injuria, una segunda muerte para las víctimas y sus descendientes.
Por su parte, la defensa admitió la existencia del delito definido por la llamada ley Gayssot, y solicitó la puesta en libertad por cuestiones técnicas de Derecho, según el diario parisino.
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