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Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

viernes, 18 de septiembre de 2015

El mayor etnicidio de la historia moderna.

No nos referimos a las bajas sufridas en el frente por el ejército alemán sino a víctimas civiles y militares prisioneros ya desarmados, hablámos de millones y hasta ahora nadie se había dedicado a computar en una sola cifra el número de los alemanes exterminados ilegalmente de diferentes maneras, hoy podemos afirmar que la cifra es alrededor de los 13 millones.


Estaban las víctimas de los bombardeos crematorios contra civiles, por un lado, y las mujeres que habían fallecido a causa de las repetidas violaciones, por otro, los civiles muertos en campos de concentración dirigidos por ex reclusos que se organizaron en la posguerra como forma de venganza colectiva, por otro estaban las víctimas mortales entre los expulsados de las provincias alemanas del Este, pero también los asesinados entre las minorías alemanas centroeuropeas, estaban las víctimas de las hambrunas planificadas por los aliados, el plan Morgenthau, y las víctimas de la violencia pura y dura.

A pesar de que Alemania respetó en general la Convención de Ginebra con las tropas apresadas de esas nacionalidades, Francia y EE. UU. no actuaron a la recíproca, provocando con ello la muerte por hambre, enfermedades o asesinato de un millón de soldados ya desarmados.

El régimen comunista era genocida y no habiendo respetado los derechos humanos de sus propios compatriotas, difícilmente podía esperarse que lo hiciera con los miembros de un ejército extranjero, y encima agresor. Además, si países "democráticos" como Francia o EE.UU. masacraron a los prisioneros alemanes, ¿qué no iban a hacer las autoridades de una dictadura totalitaria con unos invasores calificados además de fascistas, principal tipo penal conducente al Gulag? En efecto, según la legislación vigente en Rusia, todos los soldados alemanes eran criminales por el simple hecho de vestir el uniforme de la Wehrmacht. 

En consecuencia, los millones de prisioneros alemanes exterminados por los soviéticos no se pueden banalizar poniéndolos en la cuenta de una "comprensible venganza": este crimen representó la forma de actuar habitual e inherente al régimen comunista, circunstancia que llevó erróneamente a los alemanes a no respetar los derechos fundamentales de prisioneros rusos contando con lo que les iba a pasar a los suyos cuando cayeran en manos de Stalin. 


Las fuentes oficiales hablan de 3.000.000 de alemanes retenidos por la URSS, de los cuales 475.000 aproximadamente perecerían en los campos de concentración siberianos. 

Sin embargo, el centro de recepción de ex prisioneros de guerra alemanes en el Este sólo contabiliza en la posguerra 1.200.000 retornos, lo que deja abierta la interrogante sobre dos millones de estos soldados desaparecidos, de los cuales únicamente cabe sospechar lo que les sucedió.

Parece evidente que si el número de prisioneros rebasaba los 3,2 millones y en la posguerra sólo volvieron 1,2 millones, el número de bajas no puede ser de 474.967 personas, como se pretende. ¿Qué pasa con los demás? 

Las cifras oficiales amparan descaradamente la sombría causa de los vencedores, quienes tampoco reconocen en los campos de concentración norteamericanos y franceses auténticos antros de exterminio cifras de pérdidas alemanas que vayan más allá de las 5.000 víctimas. Los asesinos han ocultado su crimen y han podido hacerlo porque, ¿quién se preocuparía por los alemanes o los fascistas y, encima, por unos alemanes que, además, eran fascistas? 

El control que el poder oligárquico ejerce sobre los ciudadanos occidentales es tan completo, que sólo muy tardíamente, es decir, sesenta años después de la ominosa masacre, se han empezado a plantear algunas preguntas incómodas. Nosotros nos limitamos a reconstruir los hechos y a juntar piezas de convicción tomadas de aquí y de allá, de manera dispersa, llevando la evidencia resultante de la tremenda criminalidad aliada hasta sus últimas consecuencias.

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