.

Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

martes, 14 de julio de 2015

El saqueo de tecnologia..


La génesis del proyecto para incautar secretos alemanes fue en 1944, cuando, asombrados por la tecnología alemana en todo, desde cohetes y aviones a reacción hasta los tanques Tiger, se estableció un comité conjunto de Objetivos de Inteligencia para confiscar invenciones alemanas en el instante en que ellas fueran obtenidas.

Incluso sin la "brillante" minoría judía, el cohete V2 que bombardeó Londres era sólo un juguete comparado con lo que los alemanes tenían bajo su manga, tenían 138 tipos de misiles teledirigidos en varias etapas de producción o desarrollo, usando toda clase de dispositivos de control remoto o detonadores: radio, radar, conducción mediante cables, ondas continuas, acústica, luz infrarroja, rayos de luz y magnetismo. Y en cuanto a fuerza motriz, los alemanes tenían una ventaja de años en la propulsión a chorro, tanto a velocidades subsónicas como supersónicas, habiendo creado incluso un helicóptero a reacción en donde diminutos chorros a presión hacían girar las aspas del helicóptero a velocidades inapreciables.

Otro cohete en el que se estaba trabajando era el A-9, todavía más grande, de 13.150 kilos y equipado con alas. Tenía un rango de alcance de 4.830 kms.. Fabricado en Peenemünde, formaba un arco en el cielo a unas increíbles de 9.447 kms/h.

Pero la mayor parte de los estadounidenses sabe algo acerca de los cohetes alemanes de la Segunda Guerra Mundial. Unos cuantos incluso saben que además del motor de automóviles los alemanes también inventaron el avión a reacción y perfeccionaron la supercarretera o autopista. 

La lista continúa sin cesar: la mica sintética, que aumentó la producción de acero estadounidense en un 1.000%; los secretos para 50.000 tinturas, muchas de las cuales son más rápidas y mejores que las nuestras, colores que nunca fuimos capaces de hacer; la conservación de la leche, la mantequilla y el pan sin productos químicos; y la refrigeración y el aire acondicionado para los submarinos alemanes tan eficientes que éstos podían cruzar desde el Océano Atlántico al Pacífico, luchar allí durante dos meses y regresar a Alemania sin necesidad de abastecerse de agua dulce para la tripulación. Además, estaba el asiento eyectable del piloto, el visor infrarrojo para los rifles, e incluso el ionizador del aire viciado, que muchos estadounidenses usan por la fresca sensación que ello pone en el aire, y que al parecer reduciría la tensión arterial, las alergias y los síntomas del asma.



Sólo como un ejemplo, el ministro alemán de municiones Albert Speer suplicó a Heisenberg y a su colega conspirador Von Weizsäcker hermano de un posterior presidente de Alemania Occidental que dijeran qué cantidad de dinero o de materiales ellos requerían después de que ellos afirmaran que habían sido disminuídos por recortes presupuestarios. La respuesta de Von Weizsäcker pidiendo "40.000 marcos" hizo que Speer se quedara mirando con asombro, y admitiera más tarde que él había planeado proponer 100 millones de marcos para comenzar.


Heisenberg no sólo declaró explícitamente a Der Spiegel que "nunca tratamos de producir ninguna bomba atómica, y nos alegramos de no ser responsables de haber fabricado alguna", sino que él también reconoció haber filtrado la más reciente información acerca de la investigación alemana en cuanto a la fisión del uranio, al científico danés semi-judío Niels Bohr, quien informó puntualmente a su colegas raciales en Estados Unidos.


De esta manera, Alemania no careció de la bomba porque hubiera carecido de judíos sino más bien porque un puñado de científicos claves hostiles a Hitler retrasó su camino en el programa atómico alemán. Heisenberg había incluso admitido ante un impresionado auditorio de la Luftwaffe en 1942, después de los 1.000 devastadores bombardeos británicos de aniquilación de las ciudades portuarias de Kiel y Lübeck, que Alemania podía producir una bomba con material "del tamaño de un plátano" haciendo el gesto con sus manos para borrar una ciudad enemiga entera, pero luego él se contradijo y dijo que eso por supuesto sería económicamente imposible.
En la Biblioteca del Congreso y en el Ministerio de Comercio en Washington, una "veta madre" de 1.500 patentes alemanas e informes de investigación estaba siendo extraída furiosamente después de la guerra. Un exultante burócrata de Washington la llamó la mayor fuente de este tipo de material en el mundo, la
primera explotación ordenada del poder cerebral de un país entero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario