"La campaña para exterminar a los judíos, en cuanto a su concepción así como muchos otros aspectos esenciales, permanece cubierta en la oscuridad. Inferencias, consideraciones psicológicas y reportes de tercera o cuarta mano nos permiten reconstruír su desarrollo con considerable exactitud. Ciertos detalles, sin embargo, deben permanecer para siempre desconocidos. Las tres o cuatro personas principalmente implicadas en la elaboración real del plan para el exterminio total están muertas y ningún documento han sobrevivido; quizá no existió nunca ninguno"
En resumen, la "evidencia" que "demuestra" la existencia de un supuesto plan nacionalsocialista para exterminar a los judíos es simplemente la conjetura de los historiadores del "Holocausto". La prueba documental dura está faltando.
Uno de los principales historiadores del "Holocausto", Raul Hilberg, admitió que la prueba científica para la existencia de las "cámaras de gas de Hitler" está faltando. No existe ningún informe de autopsia auténtico y genuino para mostrar que los judíos fueron muertos con el gas tóxico. Nadie ha publicado nunca ninguna fotografía de judíos siendo gaseados.
El historiador del "Holocausto" Robert Jan van Pelt concedió que la "evidencia" para los asesinatos masivos de judíos en Treblinka, Sobibor y Belzec, donde, según se afirma, millones fueron asesinados, es escasa, en el mejor de los casos. En referencia a estos tres campos, él escribió:
"Hay pocos testigos oculares, ninguna confesión que pueda compararse con la dada por el comandante de Auschwitz Rudolf Höss, ningún resto significativo, y pocas fuentes de archivo".
La historiadora del "Holocausto" Deborah Lipstadt concedió que la historia de que los nacionalsocialistas hicieron jabón a partir de cadáveres judíos es aparentemente otra falsedad de los tiempos de la guerra. Ella también apuntó a la evidencia que conduce a creer que el testimonio de testigos oculares, que forma la mayor parte de la "prueba" de la visión tradicional del "Holocausto", no es fiable.
El historiador israelí Yehuda Bauer reconoció que el hecho anteriormente "grabado en piedra" de que cuatro millones de almas fueron asesinadas por los nacionalsocialistas en Auschwitz era un mito deliberado creado para servir a una ulterior agenda política. Esto muestra que una conspiración, distorsiones premeditadas introducidas para fines políticos, estuvo implicada en la formación de la doctrina del "Holocausto".
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