Algo parecido a lo que ocurrió a los anticomunistas rusos, cosacos, serbios, croatas y eslovenos vendidos por Churchíll, ocurrió a los anticomunistas húngaros, eslovacos, ucranianos y rusos caídos en manos de los norteamericanos, lo mismo que a los soviéticos hechos prisioneros por los alemanes, que se negaban a volver al "paraíso rojo" porque allí les aguardaba la muerte por "traidores". Ese crimen lo cometieron los norteamericanos, por órdenes de Truman y de Eisenhower, este último a la sazón comandante supremo de las fuerzas invasoras en Europa.
Esa ha sido, en líneas generales, la actividad "patriótica y democrática" del judío Harry Salomón Truman.
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