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Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

martes, 29 de diciembre de 2015

Traición a occidente.

En 1945 ocurrió la famosa conferencia de Potsdam, donde los vencedores se repartieron el botín, lo que hizo Truman y su banda, allí fueron selladas las traiciones de Roosevelt y Churchil en Yalta.


Para demostrar su responsabilidad criminal, volvamos al año tenebroso de 1945, el de la victoria de las fuerzas "democráticas" sobre el fascismo. En la Europa devastada por los "libertadores", se había iniciado la cacería gigantesca de los considerados "fascistas", aunque en muchos casos se trataba solamente de nacionalistas cristianos que nada habían tenido que ver con el NS o el fascismo.

Algo parecido a lo que ocurrió a los anticomunistas rusos, cosacos, serbios, croatas y eslovenos vendidos por Churchíll, ocurrió a los anticomunistas húngaros, eslovacos, ucranianos y rusos caídos en manos de los norteamericanos, lo mismo que a los soviéticos hechos prisioneros por los alemanes, que se negaban a volver al "paraíso rojo" porque allí les aguardaba la muerte por "traidores". Ese crimen lo cometieron los norteamericanos, por órdenes de Truman y de Eisenhower, este último a la sazón comandante supremo de las fuerzas invasoras en Europa.

En Europa, la administración de gran parte de esa "ayuda" fue puesta en manos de grupos judeo-masónicos, que utilizaron el dinero canalizado por los bancos judíos de Wall Street para rehacer las posiciones perdidas y crear otras nuevas. Por la "generosa" idea, el general Marshall, uno de los mayores criminales de la segunda guerra, recibió ¿cómo no? el Premia Nobel de la Paz. La judeo-masonería, que no daba la "ayuda" sin condiciones, se apoderó así, de modo menos visible, de todos los gobiernos que aceptaron la "ayuda".

La misma actitud traidora contra el Senador Joseph MacCarthy, que intentó limpiar al Estado de todo el virus comunista que lo infesta y destruye, fue perseguido, insultado, escarnecido en toda la prensa judía del mundo. Una coalición judeomasónica lo paralizó en su patriótica actividad, y sospechosamente, cuando ya se le había "quemado", murió "de muerte natural".

Esa ha sido, en líneas generales, la actividad "patriótica y democrática" del judío Harry Salomón Truman.

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