El HCN ya había sido usado con este mismo propósito durante la I Guerra Mundial en Europa y en EE.UU. E incluso mucho antes en la Isla Ellis de Nueva York por el Servicio de Inmigración. Las salas de desinfección en que se le use deben tener una temperatura mínima de 25,7ºC y buena circulación de aire caliente SECO.
Las supuestas cámaras de gas eran en realidad duchas y tenían canales de desagüe en el piso que llegaban al alcantarillado exterior... Por la absolutamente increíble aglomeración de 800 personas en su interior de 25 m2, según documentos oficiales del Juicio de Nüremberg (¡OJO! son 28 personas en UN METRO CUADRADO!), el aire no circularía; más aún para calentarlo habrían sido necesarios quemadores con seguro riesgo de explosión.
Aunque es soluble en agua y altamente inflamable el HCN tiene la característica de impregnar los sólidos en forma de grandes manchas azuladas que permanecen por más de un siglo.
Tales manchas no existen en las "cámaras de gas" ni en los hornos y en éstos era inevitable que alguna parte del HCN de los millones de cuerpos incinerados según la historia oficial, se depositara en las paredes. Si agregamos que al fumigar es necesario airear la sala mínimo 48 horas, esto sería imposible si fueran ciertas en algo las cifras entregadas descaradamente por los expertos en "genocidio"
Actualmente las cámaras de gas para ejecuciones son de acero soldado o de plástico PVC con puertas y ventanas herméticas e impermeables, las instalaciones eléctricas son a prueba de explosión y deben operar con una presión negativa para evitar filtraciones al exterior.
Y por supuesto no se usa el "Zyklon-B" sino se deja caer una pastilla de cianuro de sodio en una solución de ácido sulfúrico al 18%. Además contienen numerosos dispositivos de seguridad para la eliminación del gas luego de la ejecución y proteger a las personas que deben entrar a la cámara en ese momento; incluso se debe lavar con amoníaco el cuerpo del ajusticiado.
Los hornos crematorios analizados tampoco cumplen con los mínimos requerimientos para incinerar siquiera una ínfima parte de las cifras que entrega la propaganda. El Informe analiza uno por uno los hornos y da las cantidades máximas de incineraciones físicamente posibles, aclarando que corresponderían a un uso diario de 24 horas todos los días que estuvieron en funcionamiento. O sea, sin mantenimiento alguno, sin posibilidad de enfriarse ni de retirar las cenizas... ¡durante años!
Además han sido realizados dos estudios más químicos por otros especialistas, todos ellos con resultados en este mismo sentido. No hay ni un solo análisis de los exterminacionistas con resultados contrarios.... pero de todo esto no se habla jamás en la prensa.
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