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Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

jueves, 19 de noviembre de 2015

El Sionismo contra la libertad de opinión



Uno a uno, aquellos que se oponen a la versión sionista de la manipulada historia están siendo, por la fuerza, removidos de la sociedad y silenciados porque sus visiones entran en conflicto con el programa de esclavitud controlada mentalmente que ha sido meticulosamente urdido por aquellos que controlan el mundo controlando el dinero.

Tres destacados revisionistas históricos, Ernst Zündel, Germar Rudolf y David Irving todos ellos están bajo las armas en las cortes europeas, acusados de crímenes de los cuales no se les permite defenderse.

Pero el ataque sionista mundial contra la libertad de opinión alcanza mucho, mucho más lejos que eso.

El "nuevo lenguaje" de Orwell, llega así a la historia real, allanada en el lenguaje de la agencia de espionaje judía llamada Liga Anti-difamación. Cualquiera que cuestione la aún no probada historia de las cámaras de gases en la segunda guerra mundial, es inmediatamente encerrado en una cárcel sobre todo si vive en Alemania o en Canadá, dos satélites lamebotas del eje del mal USA/UK/Israel controlado por los sionistas que están saqueando el planeta.

La ADL y otros observadores a menudo embaucados de estas declaraciones inmediatamente se hunden en su hipócrita aspersión de fusilería bajo el estandarte de su cínico credo del anti-semitismo la mayoría, sin comprender que muchos millones de personas conocen ahora los planes de largos siglos de las organizaciones de elite del mundo de subvertir y controlar las mentes de los ciudadanos de este planeta.


La historia muestra, sin dudas, que los judíos no están libres de una historia muy curiosa de colapsos o expulsiones de sociedades en que ellos habían subido a la prominencia: Roma, Venecia, España, Bretaña, Rusia, Alemania y ahora, Estados Unidos.



Lo que mas causa risa en todo esto, es que los creadores de esta ley, pueden fingir preocupación por la reputación de los difuntos mártires, pero ellos, de seguro, no se preocupan mucho de los vivos, juzgando la conducta del mismo grupo.

Pero ésta no es materia de risa. Porque el problema real es la libertad de opinión de cada persona, de TODAS... y aún más allá que eso, es la libertad de pensamiento.

En la mayoría de los países del Occidente Corporativo, no puede considerar siquiera que las difamatorias aserciones pregonadas con certeza por hombres con la integridad intelectual de Rudolf y Zundel, a los cuales se les descarta como supremacistas blancos y se les separa del reino de la comunicación humana para que el resto del mundo no obtenga la información que la policía del pensamiento está desesperadamente intentando ocultar a saber, sobre su perfidia durante la Segunda Guerra Mundial y su control de las fuerzas financieras que les permiten ilícitamente influir sobre todos los gobiernos más importantes en el mundo.

El decano del movimiento Revisionista del Holocausto, Robert Faurisson de Francia, ha estado expresándolo de la mejor forma durante casi 30 años. "¡Muéstreme o dibújeme una cámara de gas Nazi! "

Y durante todo ese tiempo, a pesar de la ubícua y obscena histeria tan abiertamente presentada en los medios de comunicación de masa, ninguna evidencia, cero, que demuestre la existencia de las cámaras de gases de Auschwitz ha sido presentada ante el comprensivo escrutinio público. Puede haber sólo una respuesta a tal misterio.

Aun así, con calculados coros de ritualizados lamentos, la nueva religión del Holocausto se infiltra por el mundo, diseminada por los esfuerzos de una poderosa y aún clandestina red de supremacistas Zionistas.

Éste es el resultado, a despecho de los mejores esfuerzos de la máquina de propaganda mundial - qué incluye escuelas públicas y la profesión médica - de intentar convencernos que hubo una política deliberada de exterminio de un cierto grupo étnico durante la Segunda Guerra Mundial, y más pretenciosamente, que ésta es una tragedia que nosotros debemos rendir culto con la exclusión absoluta de las muertes de 50 a 100 millones de otros seres humanos igualmente dignos.

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