Hermann Gœring, que era responsable de la economía de Alemania, se quejó de que sería imposible reemplazar las especiales planchas de vidrio de los ventanales rotos de las tiendas porque no eran fabricadas en Alemania y tenían que ser importadas desde Bélgica y costarían muchas preciosas divisas. A causa del boicot judío contra bienes alemanes, el Reich andaba falto de monedas extranjeras. Gœring por lo tanto decidió que, dado que esa escasez había sido causada por los judíos, eran ellos los que tendrían que pagar por los vidrios rotos.
Él impuso una multa de 1.000 millones de Reichsmarks a los judíos alemanes. Esa multa siempre es mencionada por cualquiera que escribe acerca de la Noche de los Cristales. Pero los historiadores y los escritores de Historia invariablemente dejan de explicar la razón de dicha multa.
También habría que señalar que sólo los judíos alemanes con bienes por más de 5.000 Reichsmarks en dinero en efectivo tuvieron que contribuír para dicha multa. En 1938, cuando los precios eran muy bajos, 5.000 Reichsmarks eran una pequeña fortuna.
Cualquiera que tuviera toda esa cantidad en dinero en efectivo ciertamente habría tenido mucha más riqueza en otros bienes y bien podría permitirse por lo tanto pagar su parte avaluada de la multa sin ser reducido a la pobreza, a pesar de lo que los escritores de Historia han sostenido.
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