Eso es lo mismo que mirar a un judío a los ojos y decirle que su "Holocausto"es una patraña. Él se retira lejos, suplicando al dios cuya locura él adora, que aquél un día busque la venganza por ese desafío a su fabricada virilidad.
Sí, mucho en Internet ha sido manipulado para satisfacer a los judíos y sus lacayos, pero grandes cantidades acumuladas de la verdad, como el torrente de Ramsay de Historia no fabricada, de vez en cuando todavía se deslizan por entre la red de oscuridad que nunca debemos olvidar que es poseída por los judíos.
Los buscadores buscan cualquier cosa que explique mejor sus vidas, y usted no tiene que pasar muchos años lejos de sus padres para entender que el mundo es dirigido por un juego de manos, y que el secreto que dirige al mundo es probablemente algo de lo cual usted nunca ha escuchado hablar, a menos que usted haya estado buscando más allá de los tendenciosos tratados de apocalípticos y catastrofistas y en los explícitos archivos incondicionales de aquel tema más tabú de todos: cómo los judíos han canibalizado y están canibalizando al mundo.
El único libro que recomiendo para convencerse irrevocablemente de que el mundo es atormentado por esos lisiados emocionales para desfigurar y destruír a la Humanidad se titula The Nameless War, un clásico subterráneo cuyo autor fue un miembro del Parlamento británico arrojado violentamente en la cárcel durante toda la Segunda Guerra Mundial por escribir esa brillante exposición de la perfidia judía.
El libro detalla el plan egomaníaco del tirano Oliver Cromwell, que fue financiado por ricos judíos, que comenzó el entrampamiento de la civilización occidental en un gobierno conducido por el judío que continúa saqueando al mundo con sus diabólicos esquemas de estafa.
El libro de Ramsay señala a archi-villanos injustamente olvidados tales como Juan Calvino, el arquitecto de la oposición que finalmente mataría al rey y que admitiría de nuevo a los judíos en Inglaterra, los cuales en menos de un siglo fundaron el Banco de Inglaterra que todavía gobierna al mundo hoy desde su fortaleza en la ciudad de Londres. Otros famosos saboteadores de esa época incluyen a los pagadores de Cromwell el judío portugués Fernández Carvajal y el financiero holandés Menasseh ben Israel, así como a Salomón de Medina, quien orquestó la toma del poder desde un rey debilitado (una práctica que los judíos iban a usar con frecuencia en su camino hacia la dominación mundial).
Para ver quién hoy nos controla se requiere ver quién nos ha controlado durante los últimos 400 años, y entender que ellos han tejido un sudario sutilmente urdido que se adelgaza hasta convertirse en una soga alrededor de la garganta de la civilización. La deuda crece, la soga se aprieta. La deuda nunca puede ser pagada. ¿Piensa usted que ha sido estafado?.
La Guerra Sin Nombre de Ramsay ofrece el modo más claro, más corto y más fácil de percibir el ininterrumpido alcance del control judío sobre la civilización occidental, el horror de la profundamente dañina perfidia judía que se ha esparcido a través del tiempo y que ha ocurrido sobre el mundo, que ha arruinado países y asesinado a campesinos, todo por no profesar lo que la criminal clase dirigente ordenó que ellos creyeran.
Al analizar la descripción de Ramsay de sabotajes posteriormente exitosos de países en adelante, uno nota una conectora corriente de interferencia extranjera que sirve como una siniestra característica en las historias de cada uno de esos acontecimientos que cambian al mundo. Tiempos diferentes y lugares diferentes, pero siempre los mismos esquemas de dinero rápido que arruinan las ilusiones de líderes populares y causan un enorme daño incidental. En cada caso, la presencia del astuto extranjero judío, extranjero en cada país en el mundo excepto en su propia tierra robada, termina recolectando todo el dinero al finalizar los acontecimientos.
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