Muy pocas personas recuerdan al General Gotthard Heinrici (1886-1971). Heinrici logró una retirada ordenada a la que se atribuye haber salvado la vida de más de un millón de soldados alemanes.
Considerado por muchos expertos como uno de los mejores estrategas militares defensivos de todos los tiempos, el general Heinrici recibió la tarea poco envidiable en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial de organizar la retirada de las fuerzas alemanas en el frente oriental.
El genio de Heinrici como estratega militar era tomar la ventaja ofensiva del enemigo y mitigar sus efectos, o en las mejores circunstancias obligar al enemigo a cometer errores estratégicos y, por lo tanto, convertir la defensa en una oportunidad ofensiva. Heinrici dio algunos golpes notables a las fuerzas soviéticas que avanzaban, pero tuvo la mala suerte de que se le hubiera dado el mando cuando la guerra estaba esencialmente perdida.
Sin embargo, mientras que el general Heinrici tuvo la mala suerte de heredar una causa perdida en la cual los eventos catalizadores ya habían sido puestos en marcha.
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