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Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

domingo, 4 de septiembre de 2016

El registro histórico lo demuestra..

El registro histórico no muestra ninguna decisión central de exterminar a los judíos por parte de la Alemania Nacionalista.


La Conferencia de Wannsee de 1942,  tiene un solo significado para el programa del Nacionalsocialismo, y significaba la deportación de judíos, generalmente hacia el Este, a Polonia y Rusia, no significa el exterminio deliberado y no implicó cámaras de gas: quedaron muchas toneladas de documentación de las políticas del Tercer Reich, y nadie ha sido capaz de encontrar allí ninguna insinuación en tal sentido de un genocidio intencional.


En el proceso de Auschwitz sostenido en Frankfurt a mediados de los años 60, el tribunal tuvo que concluír que carecía de casi todos los medios o pruebas disponibles en un juicio normal por asesinato, incluyendo los cuerpos de las víctimas, los informes de autopsia, los informes de expertos sobre la causa de muerte, las pruebas en cuanto a los criminales, las armas del asesinato, etc. Lejos de conducir a la duda, esto dio a las míticas cámaras de gas un status metafísico, la duda de las cuales estaba prohibida. Ningún documento ha sobrevivido; quizá nunca existió ninguno, concluyó el historiador del Holocuento Léon Poliakov.

En el caso de la prisa para imputar a los nacionalsocialistas un programa para el exterminio de millones de personas que no tiene credibilidad y del que no quedaron rastros materiales, todas las reglas normales de la historiografía parecen no sólo haber sido suspendidas sino haber sido violadas repetidas veces. Los historiadores rutinariamente citan documentos de obras secundarias, como La Destrucción de los Judíos Europeos (1961) de Raul Hilberg, o de colecciones impresas de documentos, tales como Holocausto: Las Pruebas Documentales, de Robert Wolfe, pero ellos nunca citan documentos originales.


Lo más cercano a documentos originales primarios que tenemos acerca lo que ocurrió dentro de los campos, viene del abultado Informe de la Cruz Roja Internacional, en tres volúmenes, publicado en 1948. Éste y específicamente el volumen III describe las aproximadamente 2.000 visitas inspectivas regulares y rutinarias que sus médicos hicieron durante los años de guerra a los campos de trabajo polacos. Su informe nunca insinúa ninguna cámara de gas, ni ninguna incineración de masas. 

Manteniendo una posición políticamente neutral, confirma que la mortalidad en los campos fue en gran medida causada por el bombardeo terrorista Aliado. Igualmente el voluminoso reporte de Winston Churchill de la guerra, en seis volúmenes, no hace ninguna alusión al asunto, sobre todo el volumen VI, Triunfo y Tragedia, donde uno esperaría tener alguna alusión si él hubiera creído que aquello había sucedido.

El jefe de la oficina de administración de los campos SS envió una directiva datada el 28 de Diciembre de 1942, a Auschwitz y los otros campos de concentración. Ella criticaba ásperamente el alto índice de mortalidad de los presidiarios debido a la enfermedad, y ordenaba que los médicos de campo usen todos los medios a su disposición para reducir considerablemente el índice de mortalidad en los diversos campos. Además ordenaba: Los médicos de campo deben supervisar más a menudo que en el pasado la nutrición de los presos y, en cooperación con la administración, presentar recomendaciones de mejoramiento a los comandantes de campo... Los médicos de campo deben procurar que las condiciones de trabajo en los diversos sitios sean mejoradas tanto como sea posible. La directiva enfatizaba que el Reichsführer SS Heinrich Himmler ha ordenado que el índice de mortalidad sea reducido absolutamente.



Una carta posterior enviada a todos los comandantes de campo de concentración datada el 20 de Enero de 1943, reafirmaba que cada medio debe ser usado para disminuír el índice de mortalidad. Hacia Septiembre de 1943 Auschwitz todavía tenía una mortalidad que alcanzaba la cifra de 80 personas por día, vista como "catastrófica" por la administración SS. Así, desde documentos auténticos acerca de la necesidad de reducir las víctimas en el campo de Auschwitz, el mundo se ha movido a una creencia en el genocidio, con ni un solo documento auténtico que lo apoye. El campo de Auschwitz fue establecido como una planta industrial, que usaba los gigantescos yacimientos de carbón de Polonia, y que estaba localizado en la confluencia de ríos; era esencial para el esfuerzo de la guerra, y no hubiera tenido sentido comenzar a exterminar a sus presidiarios.



El juez de Hamburgo Wilhelm Staeglich había estado posicionado cerca de Auschwitz durante la guerra, y en varias ocasiones había visitado los campos alrededor allí. Las condiciones parecían bastante tolerables, recordó él, y ciertamente no existió nada parecido a un programa de exterminio. En particular, él no había detectado ningún temor a ser maltratados entre los presidiarios. Él publicó un testimonio a este efecto en 1973, y a cambio de sus chocantes noticias una inquisición alemana lo obligó a renunciar a su trabajo, lo despojó de su grado doctoral y prohibió su libro. Él fue sometido a partir de entonces a incursiones de la policía. 

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