El estudio de la Historia no puede existir sin opiniones discrepantes, uno no logra entender por qué el revisionismo debe ser perseguido, y los judíos especialmente deberían sentirse aliviados al descubrir que sus antepasados nunca fueron sometidos a tal horror.
En cuanto a las cámaras de gas, la procesión casi interminable de testigos falsos y de documentos falsificados hacia los cuales he llamado la atención del lector durante este largo estudio, demuestra, sin embargo, una cosa: nunca en ningún momento las autoridades responsables del Tercer Reich intentaron dar la orden de el exterminio de los judíos, ni en esa ni en ninguna otra manera.
Aquella valiente conclusión por la que él fue, naturalmente, encarcelado dio inicio al movimiento revisionista. Podemos notar aquí que el dinero que la RFA se mantiene pagando a los sobrevivientes del Holocausto hace un enorme daño aquí, al estimular las memorias y generando tales casos declarados.
Robert Faurisson investigó la configuración de las presuntas cámaras de gas de Auschwitz, y luego Zündel consiguió oír de eso. En un histórico proceso en 1985 en Toronto, los testigos fueron interrogados por la primera vez de siempreacerca de la existencia de las supuestas cámaras de gas, y se encontró que ninguno de tales testimonios se mantuvo firme. Faurisson fue un consejero de Zündel en ese proceso, y en uno posterior, y ambos simplemente siguieron ganando los argumentos. Los fiscales no pudieron presentar testigos creíbles para la existencia de una cámara de gas:
...En 1988, durante el segundo proceso contra Ernst Zündel, el fiscal consideró prudente abandonar cualquier recurso a testigos. La justicia canadiense aparentemente había entendido la lección del primer proceso: no había testigos creíbles de la existencia y funcionamiento de las cámaras de gas nacionalsocialistas. Poco a poco, cada otro país en el mundo ha aprendido esta misma lección. En el proceso contra Klaus Barbie en Francia, en 1987, se habló sobre las cámaras de gas de Auschwitz pero nadie presentó a ningún testigo que pudiera hablar apropiadamente sobre ellas. Durante todo ese tiempo en Francia, durante diversos juicios contra revisionistas, los testigos judíos a veces aparecían para evocar las cámaras de gas, pero ninguno de ellos declaró ante un tribunal en cuanto a haber visto una o haber participado en un gaseamiento homicida arrastrando cuerpos desde las cámaras de gas.
Hoy, los testigos de las cámaras de gas se están haciendo muy escasos, y el proceso contra Demjanjuk en Israel, que una vez más ha revelado cuánto falso testimonio está implicado en el asunto, ha contribuído a la supresión. Hace varios años resultó que fui agresivamente cuestionado a la salida de un tribunal de justicia por judíos ancianos que se presentaron como testigos vivos de las cámaras de gas de Auschwitz, mostrándome sus tatuajes. Fue necesario para mí sólo pedirles que me miraran a los ojos y que describieran para mí una cámara de gas, a lo que inevitablemente ellos replicaron: ¿Cómo podría yo hacer eso? Si yo hubiera visto una cámara de gas con mis propios ojos yo no estaría aquí hablando hoy con usted; yo mismo hubiera sido gaseado también. (Faurisson).
No es muy probable que consigamos percepciones importantes a menos que los castigos por "crímenes de pensamiento" le sean levantados a la gente alemana, y se les permita examinar su propio pasado. El definitivo libro de texto moderno Dissecting the Holocaust tiene capítulos de aproximadamente unos veinte autores diferentes en más de 600 páginas. En 1995 el Gobierno alemán exigió que todas las copias ¡fueran confiscadas y quemadas!
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