Además, durante varios días, el diario Pravda permaneció silencioso y, en ese momento, ninguna comisión de investigación Aliada fue invitada a ir a constatar sobre el terreno la verdad de Auschwitz. Por fin el 1º de Febrero Pravda salió de su silencio. No fue más que para poner en la boca de un prisionero, y de uno solo, las siguientes palabras:
"Los hitlerianos mataban por medio del gas a los niños, a los enfermos, así como a los hombres y mujeres no aptos para el trabajo. Ellos incineraban los cadáveres en hornos especiales. En el campo había doce de estos hornos".
Se añadía que el número de muertos se evaluaba en "millares y millares" y no en millones. Al día siguiente, el gran reportero oficial del diario, el judío Boris Polevoi, afirmó que el medio esencial utilizado por los alemanes para exterminar a sus víctimas era... la electricidad:
"Se utilizaba una cadena eléctrica donde centenares de personas eran muertas simultáneamente por una corriente eléctrica; los cadáveres caían sobre una cinta lentamente movida por una cadena, y avanzaban así hacia un alto horno".
La propaganda soviética estaba desconcertada, y solamente pudo mostrar en sus películas las personas muertas o moribundas que los alemanes, en retirada, habían dejado sobre el terreno. Había también, como lo muestran los noticiarios de la época sobre la liberación del campo, numerosos niños vivos así como adultos con buena salud. La propaganda judía vino entonces en socorro de la propaganda soviética.
"Los hitlerianos mataban por medio del gas a los niños, a los enfermos, así como a los hombres y mujeres no aptos para el trabajo. Ellos incineraban los cadáveres en hornos especiales. En el campo había doce de estos hornos".
Se añadía que el número de muertos se evaluaba en "millares y millares" y no en millones. Al día siguiente, el gran reportero oficial del diario, el judío Boris Polevoi, afirmó que el medio esencial utilizado por los alemanes para exterminar a sus víctimas era... la electricidad:
"Se utilizaba una cadena eléctrica donde centenares de personas eran muertas simultáneamente por una corriente eléctrica; los cadáveres caían sobre una cinta lentamente movida por una cadena, y avanzaban así hacia un alto horno".
La propaganda soviética estaba desconcertada, y solamente pudo mostrar en sus películas las personas muertas o moribundas que los alemanes, en retirada, habían dejado sobre el terreno. Había también, como lo muestran los noticiarios de la época sobre la liberación del campo, numerosos niños vivos así como adultos con buena salud. La propaganda judía vino entonces en socorro de la propaganda soviética.
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