Una de las lecciones más tristes de la Historia es ésta: Si hemos sido embaucados el suficiente tiempo, tendemos a rechazar cualquier prueba del embaucamiento. Ya no estamos interesados en la averiguación de la verdad. El embaucamiento nos ha capturado.
Carl Sagan.
La narrativa ortodoxa del "Holocausto" está en gran parte basada en evidencia anecdótica. Si aquella narrativa afirma estar respaldada por investigación académica, tiene que permitir, e incluso dar la bienvenida, a la evaluación crítica de las afirmaciones hechas. Los errores, las exageraciones y las mentiras de parte de testigos son el pan diario de cada historiador, y uno de los deberes de un estudioso activo en aquel campo es separar el trigo de la barcia.
Aunque usar palabras potencialmente ofensivas para describir la carencia de exactitud y fiabilidad de un testigo debería ser evitado tanto como sea posible a fin de mantener una actitud desapegada, objetiva y académica, hay a veces casos clarísimos de mentiras donde debe ser permitido llamar a las cosas por su nombre sin ir en contra de la policía del pensamiento.
Porque enfrentémoslo: la gente realmente miente todo el tiempo. De hecho, aprender cómo mentir y cómo tratar con mentiras y mentirosos es una habilidad muy importante que los niños deben aprender a fin de tener éxito en las sociedades humanas. La investigación ha mostrado que mentimos todo el tiempo, en particular a nosotros mismos.
De este modo, como un revisionista del "Holocausto", puedo preguntar justificadamente: ¿por qué deberían los judíos ser la única excepción a la regla, en particular cuando se trata de un tema donde tanto está en juego para ellos? A fin de cuentas, la prueba sólo está en las evidencias.
Volviendo al revisionismo del "Holocausto", está claro que su mensaje puede infundir odio en otros. La mayor parte de las personas desarrolla sentimientos poco amables contra el mensajero, pero también puede haber algunos que desarrollan sentimientos poco amables contra individuos o grupos que están difundiendo muy visiblemente la narrativa ortodoxa del "Holocausto", que se están beneficiando de ella, o que se oponen a su revisión por medios a veces completamente violentos, los judíos muy destacadamente entre ellos. Sólo en una minoría de casos, sin embargo, aquellos sentimientos poco amables escalarán hasta el odio.
El mensaje revisionista como tal, sin embargo, no contiene nada sobre actitudes hacia alguien. Es simplemente acerca de la revaloración de acontecimientos históricos a la luz de nuevas evidencias, pasadas por alto o reevaluadas. Por supuesto, hay escritos de revisionistas y de sus partidarios que tratan con actitudes hacia otros, pero ése es un asunto aparte, o al menos debería serlo.
De ahí que las aseveraciones fácticas, basadas en pruebas, sobre acontecimientos históricos nunca pueden cumplir el criterio del "discurso de odio". Sólo porque otros desarrollen sentimientos poco amables cuando aprenden sobre ellos no cambia este hecho. Si una declaración fáctica acerca de un acontecimiento desencadena emociones en gente no directamente involucrada en el acontecimiento, la razón de eso por lo general puede ser encontrada en el modo en que ellos han sido condicionados como individuos.
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