La idea de un gran centro de exterminio de subnormales y tarados es la imagen que se quiere dar a la política de salud racial Nacional Socialista, esa imagen propagandística no tiene nada que ver con las propuestas de salud pública.
Así mismo somos partidarios de un control médico obligado para matrimonios, y para gestantes, que evite en lo posible enfermedades degenerativas y la procreación de enfermos graves.
Fuera de estas medidas estamos contra la intervención estatal en cualquier tipo de actividad eugenésica y mucho menos eutanásica.
El racismo promueve la salud hereditaria, y propone la esterilización voluntaria de quienes sufren enfermedades hereditarias. Esa medida puede ser obligada en casos de graves enfermedades hereditarias. Sin embargo nadie se escandalizaría hoy en día si obligásemos a enfermos de tifus a no ser cocineros de comedores públicos para evitar la infección masiva. La esterilización de enfermos hereditarios graves es un hecho normal y en modo alguno atentatorio contra los derechos humanos. Por el contrario, es atentar contra los derechos humanos de los niños el permitir su enfermedad grave hereditaria perfectamente evitable y conocida.
La concepción de hijos es un acto serio y de profunda responsabilidad, que no puede ser ignorada por padres insensatos, llevando el dolor y la miseria de por vida a sus hijos.
Con estas medidas de esterilización y prevención se evitarán en una sola generación las enormes cantidades de subnormales y de taras hereditarias existentes actualmente, provocadas por el nefasto abandono que se tiene sobre la salud en la procreación.
Fuera de estas medidas estamos contra la intervención estatal en cualquier tipo de actividad eugenésica y mucho menos eutanásica.
El Estado puede llegar a permitir la muerte digna de un particular, voluntariamente asumida y pedida, con toda clase de controles, pero NO será el Estado el que realice o adopte medidas en estos temas de profunda dificultad ética, y que deben ser objeto de todo tipo de cuidados, para evitar la conversión de una salida lógica para casos particulares en una especie de matadero de enfermos terminales, en una burocracia de la muerte que nos repugna y que rechazamos totalmente.
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