El avance total británico: diez kilómetros. Nadie en esa guerra siguió siendo una persona. Las semillas del Holocausto, por lo tanto, pueden encontrarse en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Los individuos se habían convertido en nada mejor que las balas que los mataban: sólo parte del arsenal prescindible del estado.
¿Pero de eso no hablamos, no es cierto? ¿No se lo enseñamos a nuestros niños, verdad?
El problema que presenta la utilización del resultado en lugar de los orígenes del Holocausto como nuestra metáfora y nuestro mensaje es que estamos totalmente desprevenidos ante semejantes prácticas, leyes, y argumentos, que pueden producir resultados similares. Estudiamos las cámaras de la muerte cuando deberíamos aprender sobre los sitios de las que provienen.
Fuente: CounterPunch
¿Pero de eso no hablamos, no es cierto? ¿No se lo enseñamos a nuestros niños, verdad?
Fuente: CounterPunch
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