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Esto que vas a leer en este blog son algunos "detalles" que tus profesores de historia no creyeron que fuera necesario contarte.

miércoles, 17 de julio de 2019

Berenbaum Se Rinde a la Historia



El Holocausto es una ficción, un dogma, una doctrina..La Historia es, o al menos debe ser, hechos comprobados, razones y ciencia.
Revisado por Robert Faurisson.
La Cólera del Rabino y Su Advertencia.



Robert Faurisson estudio en la Sorbona de París, y fungió como profesor en la Universidad de Lyon en Francia desde 1974 hasta 1990. Fue un especialista en el análisis de textos y documentos. Sus escritos sobre el tema del Holocausto han aparecido en cuatro libros y en numerosos artículos especializados, muchos de los cuales han sido publicados en esta publicación


 

Michael Berenbaum.


Michael Berenbaum, teólogo y rabino, su drama personal se origina al hacerse pasar por historiador, él ha tratado siempre de replicar a los revisionistas en sus propios términos, esto es, sobre el fundamento material, técnico y de los argumentos de los especialistas: en resumen, al nivel de la investigación histórica.



Pero en 1998 se vuelve al dogma del Holocausto, entre declaraciones realizadas sin evidencia sustancial, pertenecientes al mundo quasi-inmaterial. No existe nada disputado o reexaminado, excepto algunos puntos casi-teologales, como la cuestión de si son correctas las interpretaciones de los internacionalistas o de los funcionalistas acerca del "genocidio" judío realizado por los alemanes. Este trabajo no ofrece ni una sola fotografía, modelo, dibujo o documento. Sólo aparece una fotografía sobre una chaqueta polvorienta en donde aparecen un montón de zapatos. Ya en 1993 esta imagen pudo ser vista en el Museo del Holocausto en Washington con la descripción: Somos los zapatos, somos los últimos testigos.




Pero, en agosto de 1994, un acontecimiento irrumpió en la vida de Berenbaum. Él me permitió visitarle en sus oficinas en el Museo Memorial del Holocausto en los Estados Unidos, junto con otros dos oficiales de alto nivel del Museo. Habiendo tomado nota de su actitud tan arrogante, decidí pasar por alto esto y ante sus dos colegas, le expuse uno por uno algunos hechos que mostraba en el Museo y en su libro, desprovistos de cualquier erudición o valor demostrativo. En respuesta, se enojó bastante y terminó diciéndome es si el Museo no exhibía representaciones verdaderas de las cámaras de gas, era debido a que se había decidido no realizar ninguna representación de las cámaras de gas, aunque mostraban una supuesta puerta de una cámara de gas y una maqueta que parecía una caprichosa broma.







Esta entrevista quizás contribuyó a su reciente decisión de abandonar el terreno de los especialistas y de los historiadores del revisionismo. También es probable que los autores de los escritos anti-revisionistas de 1995-96 lo convencieran de que el caso del Holocausto, con su supuesto genocidio y cámaras de gas, se había vuelto completamente indefendible al nivel de los especialistas en historia.





Uno de tales autores, el periodista francés e historiador Eric Conan, con renuencia admitió que mi descubrimiento de finales de la década de los 70 del siglo pasado, era legítimo: la supuesta cámara de gas del campo principal de Auschwitz, visitado por millones de turistas desde 1948, sólo es una impostura y no una reconstrucción.





El golpe de gracia fue dado por el historiador francés Jacques Baynac quien, a pesar de su intensa hostilidad hacia el revisionismo, finalmente aceptó que no existía ninguna clase de evidencia que estableciera la existencia de cámaras de gas homicidas en el tiempo de la guerra.



En su último libro, Michael Berenbaum ha enrolado a 54 autores bajo su causa. La gran mayoría de ellos son judíos, y todos, incluido Raul Hilberg, respetan el dogma religioso del Holocausto a la letra.


Yo considero a Hilberg particularmente dotado, como Arthur Butz lo ha dicho, con una mentalidad notablemente cabalística. Berenbaum incluso ha atraído a su proyecto al historiador israelí Yehuda Bauer, quien de tiempo en tiempo ha sufrido de lapsos de independencia. Por ejemplo, en 1992, Bauer sorpresivamente rechazó la importancia de la conferencia de Wannsee, declarando:

Fue una reunión, pero difícilmente una conferencia… muy pobre en lo que se dijo que iba a realizarse en detalle. 

Bauer continuó:

El público aún repite, de tiempo en tiempo, la tonta historia repetida de Wannsee sobre la exterminación de los judíos. Wannsee sólo fue una etapa del desarrollo del proceso del asesinato en masa. 
Fuente: Wannsee’s importance rejected, The Canadian Jewish News, Jan. 30, 1992





En su contribución a este trabajo, Bauer va tan lejos como para anatematizar a Arno Mayer, un profesor de la Universidad de Princeton quien, en un libro publicado en 1988, no tuvo inconveniente en hacer público su deseo de poner al Holocausto de regreso en la esfera de la Historia. Titulado: ‘Why Did the Heavens not Darken? / ¿Por Qué los Cielos No Se Oscurecen?’, y lleva el subtítulo: La Solución Final en la Historia, en el cual, en la mente del autor se quiso decir en la Historia y no en la leyenda ni en la simple creencia. 


En ese libro, y éste punto merece especial mención, el Profesor Mayer cometió un grave pecado en contra del dogma, particularmente en su tratamiento sobre las cámaras de gas de Auschwitz y del Einsatzgruppen. En El Holocausto y la Historia (pág. 15), Bauer minimiza a Mayer en unas pocas palabras, castigando su popularización a través de calificativos como sin sentido, su libro cocinado aprisa y de involucrarse en una sutil forma de negación del Holocausto. Bauer incluso declara que Mayer vuela sobre documentación bien conocida.

También, en esta antología, el historiador polaco Franciszek Piper lanza una advertencia a cualquiera que este tentado a involucrarse en una empresa que, no hace mucho, él mismo se involucró: en el análisis racional de los hechos y las técnicas relacionadas con la presunta exterminación de los judíos. 

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